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Una espiritualidad de puerta abierta

Josep-Lluís Serrano Josep-Lluís Serrano Obispo de Urgell

Más de 22.000 parroquias al servicio de la sociedad, más de cuatro millones de personas atendidas en centros asistenciales, más de 40 millones de horas dedicadas por sacerdotes, voluntarios y laicos, más de 10.000 misioneros en los cinco continentes. Hoy celebramos el Día de la Iglesia Diocesana. Comunidades, grupos de jóvenes, de adultos, de niños, ancianos, familias y los más vulnerables buscan en la Iglesia consuelo, paz, comprensión, cariño y así crece la acogida en nuestras iglesias y encuentran a un Dios que se hace próximo.

La fe que busca comprender es la fe que se deja interrogar y halla su razón de ser en una comunidad diocesana, donde todos somos necesarios. Como cristianos aportamos a nuestras comunidades y a nuestra sociedad y nos sentimos satisfechos de nuestra fe. Tenerla es un don que recibimos para crecer y ponerlo a disposición de quien tenemos a nuestro lado. Dialogamos con nuestros hermanos tengan o no fe. ¿Cómo podemos encontrar o vivir la fe? En silencio, escuchando, compartiendo y sobre todo acogiendo. Vivir la hospitalidad no es una tarea fácil. Supone desinstalarse, renunciar al control, aceptar la vulnerabilidad de aquel que se expone a ser tocado por la vida del otro. Pero es precisamente aquí donde se hace visible el rostro del Evangelio. La acogida cristiana no nace del cálculo, sino de la fe en un Dios que se hizo huésped.

La acogida cristiana no nace del cálculo, sino de la fe en un Dios que se hizo huésped

Jesús nació en un establo porque María y José no encontraron otro lugar ( Lc 2,7) y, con respecto a su ministerio, dirá que no tenía dónde recostar la cabeza ( Lc 9,58); fue acogido por unos y rechazado por otros. Sin embargo, cada encuentro suyo –con Zaqueo, con Marta y María, con el centurión o con la samaritana– se convirtió en una casa abierta donde la salvación entraba a hacer estancia.

Por eso, la hospitalidad no es un acto aislado, sino una manera de ser. Es la liturgia de lo cotidiano, oración encarnada en la escucha, tabla que prolonga la Eucaristía en la vida. La hospitalidad nos lleva a la santidad de vida, a la ejemplaridad en los pensamientos y en las acciones.

Tener fe es un don que recibimos para crecer yponerlo a disposición de quien tenemos a nuestro lado

En esta jornada en la que la Iglesia nos ofrece celebrar nuestra identidad cristiana, abierta a los hermanos y nos invita a la santidad de vida, “a ser amigos fuertes de Dios” como diría “la andariega” castellana, santa Teresa de Jesús. Asimismo, para convertirse en amigos fuertes y comprometidos con la humanidad, como lo fueron el venerable Antoni Gaudí, san Carlo Acutis, recientemente canonizado o el mismo san Ignacio de Loyola podríamos citar al papa León XIV en la homilía Pro Ecclesia celebrada con los cardenales el pasado 9 de mayo, donde nos decía que la privación del contacto con el prójimo no es posible. En cualquier lugar, en cualquier época, la distancia es siempre un obstáculo para el amor. ¿Por qué nuestra época tiene que ser diferente? ¿Se puede verdaderamente amar, o simplemente conocer a quién está lejos?

Con el deseo de que esta jornada nos haga amar y honrar, de Vuestro servidor.