“Las matemáticas se aprenden con la cabeza, pero se deben enseñar con el corazón”. La frase que pronunció Claudi Alsina tras recoger el año pasado la Creu de Sant Jordi define como ninguna la labor a la que dedicó su vida: tratar de hacer fácil el rigor de las matemáticas a todos los niveles de la educación. Su familia ha anunciado este domingo su muerte a los 73 años. “Con mucha pena os comunicamos que Claudi nos ha dejado. Se va con la serenidad que siempre le ha acompañado y dejándonos un legado intelectual y humano inmenso”. No se han hecho esperar las muestras de cariño.
“Tuve el honor de entregarle la Creu de Sant Jordi por su labor en el ámbito científico y su importante aportación en la innovación educativa y la divulgación de las matemáticas. Su legado pervive en la Catalunya de hoy, vanguardia de la ciencia en Europa”, ha recordado el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, que también se ha sumado a las condolencias a través de las redes sociales. Más de dos décadas antes ya había recibido la Distinció Jaume Vicens Vives a la Qualitat Docent Universitària, otro reconocimiento de la Generalitat a su labor pedagógica.
Su legado pervive en la Catalunya de hoy, vanguardia de la ciencia en Europa”
En el ámbito académico, Alsina fue miembro del primer equipo de dirección de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), donde ejerció de vicerrector académico. “Su compromiso con la innovación educativa y con el impulso de un modelo universitario pionero contribuyó de manera decisiva a dar forma al proyecto que hoy en día es la UOC”, ha señalado la universidad en un comunicado, en el que expresa sus condolencias a su familia y amigos.
Catedrático en la Universitat Politècnica de Catalunya hasta su jubilación en el 2016, sus ámbitos de investigación fueron las ecuaciones funcionales, la geometría, la metrología y, por supuesto, la didáctica de las matemáticas, a la que se dedicó de forma apasionada. Muestra de ello es que del medio centenar de libros que publicó y los más de 400 artículos que firmó, la mitad los dedicó a la educación de las matemáticas.
Su implicación en la configuración de un modelo educativo más eficiente que tuviese en cuenta las ciencias exactas y el racionamiento lógico lo llevó a asumir la secretaría general del Consell Interuniversitari de Catalunya y a formar parte del Consell Superior d’Avaluació del Sistema Educatiu.
Fue, asimismo, director general de Universitats durante un corto periodo (2002-2003) y coordinador de las Proves d’Accés a la Universitat (PAU) en Catalunya. Fue también delegado español en la Unión Matemática Internacional y en la Comisión Internacional de Educación Matemática.

