“Apostamos por hacer medicina real en un mundo digital”, propone una aseguradora privada en una cuña publicitaria. Por su parte, las empresas tecnológicas presumen de que la tecnología y la inteligencia artificial suponen un antes y un después en el sector sanitario y están “transformando la forma en que hospitales y profesionales de la salud trabajan con los datos clínicos”. ¿La dictadura de la tecnología puede ir en detrimento del ingrediente humano en la atención sanitaria y social? El debate está servido.
“Todos estamos convencidos de que la tecnología es un avance, pero no todo lo que la tecnología nos permita hacer sería éticamente deseable, y no se puede perder el vínculo humano”, afirma Alejando Florit, director de identidad de la Fundación Hospitalarias, organizadora junto a la orden de San Juan de Dios de la primera edición del congreso de bioética EthiCare, celebrada en Barcelona con la participación de más de 300 profesionales y expertos.
Alejandro Florit: “Es necesario que la cara humana te acompañe y te ayude a tomar las mejores decisiones”
Las dos instituciones suman en España más de 27.000 profesionales y atendieron el pasado año a más de 3 millones de pacientes en un centenar de centros. Su objetivo, “meter el lado humano” en el proceso de transformación de la sanidad. “Nosotros hablamos de poner la persona, sus propios valores, su proyecto de vida, en el centro de este proceso de cambio, pero no es fácil”, resume Florit.
“Tenemos que ver la cara del médico que nos acompaña”, razona. “Nosotros no estamos en contra de la tecnología, sino junto a la tecnología –afirma–. No por tener un gran escáner que nos dé un gran diagnóstico ya tiene ahí el informe de un cáncer. Es necesario que la cara humana te acompañe y te ayude a tomar las mejores decisiones como paciente en un momento, al conocer un diagnóstico, que uno puede estar colapsado”.
En opinión de Florit, el humanismo no está en riesgo por la revolución tecnológica. “Si sabemos hacer bien las cosas”, precisa: “La tecnología siempre ha avanzado y siempre ha habido personas que se han resistido a los avances por miedo a que perdamos el norte. Tenemos que aprender a dialogar. En esta sociedad, más allá de la atención sociosanitaria, estamos en riesgo de polarización. En los actos médicos parece que las cosas se quieren simplificar, quizá también por un problema de tiempo, y en bioética nos tenemos que tenemos que parar, tenemos que ver la realidad y buscar las mejores soluciones posibles”.
José María Galán, director del departamento de ética de San Juan de Dios España, reclama a las instituciones y la sociedad en general la puesta en valor de los derechos de la persona en el ámbito de la salud y la necesidad de que los profesionales humanicen la asistencia. “Hay que trabajar con calidad, pero también con calidez y con humanismo, y eso no debe ser solo un discurso teórico”, afirma.
José M. Galán: “Hay que trabajar con calidad, pero también con calidez y con humanismo”
Para Galán, es clave no perder de vista que la tecnología no es un fin, sino un recurso que debe estar al servicio de las personas. “Siempre hay que tener la idea de llevar el control para que la tecnología no deshumanice la salud de las personas. Es un reto, pero también una alegría que a través de la innovación, la ciencia y la investigación podamos conseguir medios muy positivos, pero siempre que los sepamos utilizar de la manera adecuada y siempre bajo el control de los profesionales. No se trata de sustituir a los profesionales por la inteligencia artificial”.
Los expertos destacan la función de los comités de ética asistencial de los hospitales aportando elementos de humanización para los ciudadanos. “Desde las instituciones hay que acompañar a los profesionales, darles foros como los comités de ética asistencial. Si les dejamos sin apoyos, es una profesión en la que uno se puede sentir solo o con presión asistencial, y luego aparece el burnout ”, afirma galán.


