“Nuestra sociedad no duerme bien”. Así de tajante se mostró el doctor Antoni Esteve, director de AdSalutem Instituto del Sueño, como preludio de la mesa redonda celebrada este jueves en el anfiteatro anatómico de la Reial Acadèmia de Medicina de Catalunya, organizada por el propio AdSalutem, y que reunió a tres conferenciantes de prestigio: los doctores Lluís de Lecea (profesor e investigador en Stanford); Ferran Barbé (profesor en la Universitat de Lleida e investigador en el IRBLleida); y Àlex Iranzo (neurólogo del Clínic y director de la cátedra del sueño y sus trastornos de la UB). Con este último pudo conversar unos minutos Guyana Guardian.
La población en general, ¿se toma en serio los trastornos del sueño?
Al final es algo que hemos normalizado. Es similar a lo que ocurre con la dieta. Es algo tan habitual el hecho de dormir, estar despierto, comer, que entendemos que es natural. Pero hay que tener en cuenta que la falta o el exceso de sueño puede traducirse en enfermedad. Hay muchos pacientes que tienen insomnio o somnolencia y no van al médico. Y al final, con el paso del tiempo, ves que su calidad de vida es inferior comparada con otras personas que duermen bien en cantidad y calidad.
Los trastornos del sueño no son una broma. Pueden generar a la larga patologías graves.
A nivel epidemiológico, es decir, en general, el dormir poco, menos de seis horas al día, está asociado a enfermedades neurodegenerativas como el parkinson o el alzheimer. Por el contrario, tener somnolencia durante el día puede ser un reflejo de sufrir narcolepsia o el síndrome de las apneas del sueño. También puede traducirse en una depresión, enfermedades cardiovasculares, cáncer…
¿Hay una parte concreta del cerebro que gestione el proceso del sueño?
No, es una red de muchos neurotransmisores y áreas. Es como un castillo de naipes, muy bien estructurado y en el que todas las cartas son muy importantes. Solo que quites una, el castillo se puede venir abajo, y ahí es cuando aparece el problema en forma de conductas anormales durante el sueño o somnolencia diurna.
Iranzo, junto al doctor Antoni Esteve justo antes del inicio de la mesa redonda
Que el sueño no esté gobernado por un área concreta, ¿lo complica todo?
Sí. El cerebro es muy complicado. Y así todas las patologías neurológicas: alzheimer, parkinson, ictus, epilepsia, migrañas… Es difícil detectarlas y saber por qué ocurren. Y los trastornos del sueño también son complejos.
Hablaba antes de somnolencia diurna. ¿Es verdad que se está cerca de conseguir mejoras notables para la narcolepsia?
Falta muy poco. Todavía no tenemos un fármaco para combatirla, pero estamos cerca. Nosotros hemos hecho ensayos clínicos y nuestros pacientes mejoran notablemente en los tres síntomas de la narcolepsia tipo 1: la somnolencia, la cataplejía y el sueño fragmentado.
Si dormimos por debajo de las seis horas o más de nueve, hay más riesgo de enfermar”
La pregunta del millón: ¿cuántas horas tenemos que dormir?
Depende de la edad. Si eres un adulto, es preciso tener un sueño de buena calidad durante más de seis horas. Llegar a las siete u ocho es lo ideal. Por debajo de las seis horas o por encima de las nueve, a nivel epidemiológico, hay más riesgo de obesidad, depresión, hipertensión, ictus, infarto de miocardio, ansiedad, cánceres, parkinson, alzheimer… Es muy importante dormir bien. Es un factor de riesgo no hacerlo, aunque no sabemos en qué magnitud.
Todos los seres vivos duermen.
Efectivamente. Todos, pero de maneras muy distintas. Por ejemplo, la jirafa pasa media hora en fase REM [la fase en la que soñamos y se consolidan nuevos conocimientos], cuando una persona está entre hora y media y dos horas. O los delfines y las ballenas, que mientras duermen, uno de los dos hemisferios del cerebro está despierto y el otro dormido.
Es un factor de riesgo no dormir bien, aunque no sabemos en qué magnitud”
Hablando de la fase REM, el trastorno del sueño en esta fase es un marcador de patologías como el parkinson, dice usted.
Así es. En el trastorno de conducta durante la fase REM la patología ya está ahí, porque la proteína del parkinson ya se encuentra presente en la zona de control de la fase REM. Un 30% de las personas con este desorden desarrollarán un trastorno neurodegenerativo en cinco años; un 70% lo harán a los diez; y un 90%, a los 15. Hoy no tenemos fármacos para frenar esa evolución, pero estamos investigando para conseguirlos.
¿Es verdad que cuando estamos despiertos, partes de nuestro cerebro duermen?
Sí. Hay partes que están descansando, o haciendo otras cosas distintas a las que hacen durante la vigilia. Por ejemplo, la parte occipital, que sirve para ver. Cuando estamos despiertos, se centra en que veamos. No así cuando dormimos, que tenemos los ojos cerrados. Pues bien, ahí, esa misma zona aprovecha para almacenar los recuerdos visuales.
El sueño no solo repara el ADN, también elimina toxinas”
Se dice que el sueño es reparador. Y es cierto. No solo arregla daños en el ADN, sino que además elimina toxinas, ¿verdad?
Cierto. Elimina toxinas como, por ejemplo, la amiloide o la sinucleina. Un exceso de la primera en el cerebro es un factor de riesgo de sufrir alzheimer, mientras que un superávit de sinucleina es un factor de riesgo para padecer parkinson.
Se puede decir, entonces, que el sueño evita enfermedades.
O que la falta de sueño predispone a ellas. El sueño es algo biológico, necesario para vivir. Si duermes poco o tu sueño es de mala calidad, eso hace que no cumpla sus funciones y aparezca la patología. Si estuviéramos tres semanas seguidas sin dormir, moriríamos. Primero estaríamos cansados, luego empezaríamos a estar desorientados, confundidos, más tarde aparecerían los delirios, las alucinaciones y al final moriríamos exhaustos.

