El sainete sin fin del convento de Belorado: intereses económicos e inmobiliarios

Un cisma berlanguiano

El lío judicial de las 'monjas' más controvertidas de España se complica con la venta de oro y obras de arte

La Guardia Civil detiene a la exabadesa de Belorado

Laura García de Viedma, tras quedar en libertad provisional 

César Manso / Afp

La ex abadesa de Belorado, Laura García de Viedma, alias sor Isabel de la Trinidad, está desde este viernes en libertad provisional e investigada por la venta de obras del convento. En otra de sus muchas citas judiciales se la vio con un documento que decía “Nihil prius fide”. Ocho clarisas excomulgadas (de ahí lo del alias), detenciones, desahucios, oro, devaneos con sectas y falsos obispos admiradores de Hitler... ¡Berlanga, vuelve!

Es terrible que el genial cineasta ya no esté entre nosotros. Nadie como él para sacar punta a un sainete inacabable que se resume en ese “Nihil prius fide” (“nada antes que la fe”). Aunque hayan roto con Roma, nieguen la validez del Concilio Vaticano II y consideren “usurpadores” a todos los papas desde entonces (incluidos León XIV y su antecesor, Francisco, a quien llaman  “hereje”) las cismáticas no han perdido la fe. La fe en el dinero. 

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Sextus Propertius es el poeta de los notarios, que han convertido uno de sus versos en su lema: “Que mis parientes sean testigos de que no he degenerado, y que en mis escritos no hay nada antes que la fe” (“Di mihi sunt testes non degenerasse propinquos, inque meis libris nil prius esse fide”). Aquí quedó claro desde el principio que sí había algo antes y cada nuevo capítulo confirma que “poderoso caballero es don Dinero” 

La señora antes conocida como sor Isabel de la Trinidad (copiamos al señor Rogers Nelson, el artista antes conocido como Prince) quedó el viernes en libertad provisional, después de declarar ante un juzgado de Burgos por apropiación indebida de bienes de interés cultural, presuntamente cometida con la venta a través de internet de obras del convento. Un anticuario de León y otra exreligiosa también quedaron en libertad.

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Dos cismáticas dicharacheras y habituales de las redes, sor Sión y sor Belén (que el lector utilice cursivas mentales) apoyan a sus compañeras con un argumento que en otro país daría lugar a diligencias por una notitia criminis: “La venta de antigüedades en monasterios es superhabitual”. Las excomulgadas se han hecho fuertes en los conventos de Belorado (Burgos), Orduña y Derio (ambos en Vizcaya), vértices de un triángulo inmobiliario.

Los problemas de las clarisas rebeldes comenzaron cuando acusaron a la Santa Sede de torpedear su compra de la casa de la orden en Orduña, algo que niega el arzobispo de Burgos, monseñor Iceta (“el señor Iceta”, según ellas). Como en el cuento de la lechera, ya contaban para la operación con el dinero de otra misión imposible: la venta en Derio de un caserío y un monasterio en desuso, más o menos reconvertido en hostería. 

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Esa gestión inmobiliaria frustrada fue el germen del cisma con Roma, la excomunión y el flirteo con oscuros ultraderechistas, como el obispo brasileño Rodrigo H. Ribeiro da Silva, “duque imperial y príncipe elector del Sacro Imperio Romano Germánico”.  Las exreligiosas ha iniciado batallas judiciales contra el Arzobispado e, incluso, contra la magistrada de uno de los desahucios, a la que acusan de “enemistad manifiesta”.

Se ha pasado por alto la cuestión de a quién pertenece o debería pertenecer un convento. ¿A las monjas que lo habitan? ¿A su orden? ¿A la Iglesia? ¿Al país que, en general, les exonera del impuesto sobre bienes inmuebles? La justicia ya ha autorizado la restitución de Belorado y Orduña a la congregación de las Clarisas, de la que las okupas ya no forman parte, aunque por ahora han logrado frenar todos los intentos de lanzamiento.

Ampliar La exabadesa, con el documento del

La exabadesa, con el documento del “Nihil prius fide” 

Efe

Hasta los guardias civiles que detuvieron a la exabadesa para ponerla a disposición judicial tuvieron que saltar una valla porque no les abrieron. Entre las obras supuestamente vendidas a través de internet se halla una escultura del siglo XVII de uno de los doctores de la Iglesia, san Antonio de Padua. Pero estos presuntos expolios y los desalojos no son los únicos problemas judiciales de Laura García de Viedma y de sus seguidoras.

La revuelta de Belorado tiene dos causas más por estafa, una por la venta de oro del convento por valor de 130.000 euros y otra por irregularidades en Derio. Esas y no las que airea en sus redes sor Sión (“No sé si somos las peores terroristas de este país”) son las razones que las tienen bajo la lupa de la justicia, que investiga si en este caso también serían aplicables otros versos: “Madre, yo al oro me humillo, / él es mi amante y mi amado”.

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