Las comunidades apoyan un protocolo frente a la gripe: vacunas, mascarillas y ventilación

Medidas conocidas 

Se han dibujado cuatro escenarios de riesgo, y sólo en el “muy alto” se plantea obligar a llevar el tapabocas

Las residencias de personas mayores tendrán normas más estrictas para proteger a los residentes

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 Mascarillas en el transporte público de Barcelona ayer

Nacho Vera / Propias

A la segunda va la vencida. La Comisión de Salud Pública, compuesta por representantes de Salud Pública del Ministerio de Sanidad y de las consejerías de salud de todas las comunidades y ciudades autónomas, ha dado el visto bueno al protocolo común de medidas para mitigar el impacto de los virus respiratorios, entre ellas la recomendación del uso de mascarilla en centros sanitarios y residencias. En estas últimas, “ante situaciones complicadas” se podrá incluso reducir o suspender visitas. Este protocolo es muy similar al que el año pasado rechazaron las comunidades del PP y que ahora Madrid también quería rechazar. Pero la llegada de una gripe más contagiosa, que amenaza con colapsar el sistema sanitario —como ya ocurre en Catalunya—, ha hecho que las autonomías actúen como una piña.

El Documento Marco de Recomendaciones para el Control de las Infecciones Respiratorias Agudas (IRAs) aprobado parte de la experiencia acumulada durante la pandemia de la covid y refuerza la vigilancia integrada puesta en marcha tras ella. 

Entre las medidas comunes a adoptar según el nivel de riesgo (basal, bajo o medio, alto y muy alto), se incluyen la elaboración y difusión de recomendaciones de vacunación frente a patógenos respiratorios, el mantenimiento y fortalecimiento de los sistemas de vigilancia, la formación del personal sanitario y no sanitario, y la revisión de los planes de contingencia de centros sanitarios y sociosanitarios para garantizar la continuidad asistencial. 

Cuatro niveles de riesgo

Los niveles de riesgo están determinados a partir de los niveles de transmisibilidad detectados, junto con la evaluación del resto de indicadores y el análisis del impacto en los recursos asistenciales y en la población susceptible. Esta clasificación permite adaptar las medidas a la evolución de la situación epidemiológica en cada territorio, reforzando la capacidad de respuesta sanitaria y comunitaria.

También se promueve la ventilación adecuada de espacios, la higiene respiratoria y de manos, el uso de mascarilla quirúrgica por parte de personas con síntomas respiratorios —especialmente si van a tener contacto con personas vulnerables— y la reducción de interacciones sociales en estos casos. Estas medidas deben comunicarse activamente a la ciudadanía a través de materiales informativos accesibles.

¿Serán obligatorias las mascarillas? En general, no. En un primer escenario (riesgo basal) se recomendará su uso a personas con síntomas durante sus interacciones sociales. A partir de ahí, cuando se llegue al nivel bajo o medio, se aconseja que las personas con síntomas la lleven en todo momento, que reduzcan sus interacciones sociales, adopten medidas de higiene respiratoria y de manos durante los días posteriores al inicio de los síntomas y, si es posible, recurran al teletrabajo.

¿Cuándo es obligatoria la mascarilla?

En el siguiente nivel, el alto,  se recomienda su uso en ámbitos vulnerables de centros asistenciales —como salas de tratamientos quimioterápicos, unidades de trasplantados y similares— tanto por parte del personal sanitario como de pacientes y acompañantes.

Ya en el nivel muy alto, la recomendación se amplía a salas de espera o urgencias hospitalarias, “valorando su obligatoriedad de manera general o en los centros que, según su situación específica y vulnerabilidad, así se determine”.

Uno de los cambios incorporados en el protocolo afecta a las residencias: en ellas, las medidas deberán “ser evaluadas y tomadas de manera individual, independientemente de cuál sea el nivel epidémico poblacional, dada su especial estructura organizativa, que hace posible la aparición de brotes de infección respiratoria sin que los niveles epidémicos en la comunidad sean especialmente altos”.

Las residencias de mayores

Los trabajadores con síntomas deberán, además, usar mascarilla “de manera continuada”, y la dirección de los centros podrá evaluar el riesgo y determinar si debe hacerse obligatoria.

Ante “situaciones complicadas” se podrá “reducir o suspender temporalmente las visitas de familiares, reorganizar el movimiento entre distintas zonas de la institución, reorganizar habitaciones y otros espacios, etc.”.

Cuando el nivel de riesgo sea alto, la recomendación del uso de mascarilla se aplicará también a los propios residentes cuando no pueda garantizarse el distanciamiento físico.

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