La llegada de un nuevo año llega a menudo cargada de buenos propósitos. Para muchas personas fumadoras es el momento de replantearse dejar de fumar. No es una cuestión menor; según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tabaco causa cada año más de 8 millones de muertes en todo el mundo, un dato que refuerza la importancia de dar el paso y apostar por una vida más saludable.
La Generalitat de Catalunya alerta de que el uso de tabaco tiene graves consecuencias sobre la salud y que la nicotina que contiene provoca efectos estimulantes sobre el sistema nervioso central y es altamente adictiva. De hecho, el consumo y la exposición al humo de tabaco es la primera causa evitable de pérdida de salud y mortalidad. Es uno de los factores de riesgo más importantes de las principales enfermedades cardiovasculares y respiratorias crónicas, así como numerosos casos de cáncer.
El tabaco mata cada año a más de 8 millones de personas en todo el mundo
Además, la exposición involuntaria al humo ambiental por parte de las personas no fumadoras incrementa el riesgo de enfermedades en las personas no fumadoras, sobre todo en los niños.
Beneficios de dejar de fumar
Los beneficios de abandonar el tabaquismo son muy claros. Los efectos perjudiciales del monóxido de carbono del humo del tabaco comienzan a desaparecer algunas horas después de dejar los cigarrillos y, un año después de dejar de fumar, el riesgo de sufrir un ataque cardíaco se reduce a la mitad en comparación con las personas que todavía fuman.
El tabaco es perjudicial en todas sus formas: cigarrillos electrónicos, el tabaco calentado u otros productos con nicotina.
Prepararse para dejarlo
Las posibilidades de éxito de abandonar el tabaco aumentan si se planifica el proceso. Los profesionales recomiendan poner una fecha concreta para dejar de fumar, preferentemente dentro de las dos semanas siguientes. Comunicar la decisión a la pareja y al entorno cercano puede ayudar.
Anticipar los momentos de debilidad, retirar cigarrillos y ceniceros de casa y del coche, y consultar a profesionales sanitarios son pasos básicos. El acompañamiento profesional y la información rigurosa pueden marcar la diferencia.
El papel de los fármacos
Los estudios demuestran que hay medicamentos eficaces para ayudar a dejar de fumar. Por un lado, existe la terapia sustitutiva con nicotina (TSN), disponible sin prescripción médica en forma de parches, chicles o comprimidos.
Por otro lado, existen fármacos que requieren prescripción y seguimiento médico, como la vareniclina, la citisiniclina o el bupropión. No contienen nicotina y tienen indicaciones y contraindicaciones específicas. En todos los casos, es necesario leer con atención las instrucciones y consultar a los profesionales sanitarios si existen dudas, embarazo, lactancia o problemas de salud.
El día D y los primeros días
El día señalado para dejar de fumar comienza una nueva etapa. Pensar en clave de presente, con un “hoy no fumaré”, puede ayudar. Distraerse con actividades como andar, hacer ejercicio o ir a espacios donde no se permite fumar resulta una estrategia útil. También lo es sustituir el gesto del cigarrillo por otros objetos en la mano o en la boca, beber agua y evitar situaciones de tentación.
Los beneficios para la salud aparecen rápidamente. Al cabo de 20 minutos, la presión arterial y el pulso se normalizan. En 24 horas, disminuye el riesgo de ataque al corazón, y en 48 horas mejoran el olfato y el gusto. En pocas semanas, la circulación y la función respiratoria mejoran significativamente.
Qué se esconde dentro de un cigarro
El humo del tabaco contiene más de siete mil componentes, incluyendo al menos 250 con efectos tóxicos o carcinógenos. Entre estas sustancias destacan especialmente la nicotina, el monóxido de carbono y los alquitranes, pero también se encuentra cianuro, y metales como níquel, arsénico, cadmio, cromo o plomo. También se encuentran sustancias radiactivas como polonio 210, potasio 40 o radio 226.
Abstinencias y recaídas
El síndrome de abstinencia suele ser más intenso en los primeros días, pero es temporal y puede reducirse con la ayuda de la medicación. Nerviosismo, insomnio o aumento del apetito se pueden gestionar con ejercicio, técnicas de relajación –respiraciones profundas–, escogiendo alimentos saludables y saciantes –frutas y verduras– y reduciendo el consumo de cafeína y alcohol.
Si se produce una recaída puntual, no debe interpretarse como un fracaso. Dejar de fumar es un proceso de aprendizaje que requiere perseverancia. Si necesitas ayuda, puedes consultar a un profesional de la salud o llamar al 061 Salut Respon.
