¿Cómo reacciona nuestro cerebro al miedo?
Salud
Sentir temor es una emoción universal necesaria para la supervivencia: activa circuitos profundos, como la amígdala o el hipotálamo, que preparan al cuerpo para reaccionar y es una esencial función cerebral
La clave no está en eliminar el miedo, sino en aprender a regularlo.
El miedo no es un defecto: es una función esencial del cerebro, tan necesaria como la memoria o la atención. Sin él, no sobreviviríamos; y sin embargo, en exceso, sufrimos. La clave no está en eliminarlo, sino en aprender a regularlo. Comprender cómo funciona el miedo —y cómo puede modificarse— nos devuelve una certeza científica y humana: el cerebro puede aprender a tener valor. Así lo afirma el doctor Gerardo Conesa, director médico del Instituto de Neurociencias Teknon (Barcelona), quien detalla más concretamente que el miedo es una respuesta adaptativa del cerebro ante una amenaza concreta e inmediata: “Activa circuitos profundos —como la amígdala y el hipotálamo— que preparan al cuerpo para reaccionar”.
Reconoce, además, que “todos sentimos miedo”, dado que es una emoción universal y necesaria para la supervivencia. Sin embargo, sí advierte de que el cerebro no siempre diferencia entre un peligro real y uno imaginado, sino que puede activar la “alarma” incluso ante estímulos inocuos. “Experiencias previas, traumas o aprendizajes erróneos, pueden reforzar esa respuesta automática. En esos casos, el miedo deja de ser protector y se convierte en una fuente de sufrimiento”, remarca.
Doctor Gerardo Conesa, director médico Instituto de Neurociencias Teknon (Barcelona)
Miedo vs. Ansiedad
En este contexto, hay que tener en cuenta que no son lo mismo el miedo y la ansiedad aunque se parezcan, tal y como afirma la doctora Gracia Lasheras Pérez, jefa del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Universitari Dexeus de Barcelona, quien precisa que hay diferencias clave: “El miedo es la reacción adaptativa frente a un peligro inmediato, concreto y real; mientras que la ansiedad es un estado de anticipación frente a amenazas futuras, difusas o incluso irreales; con frecuencia, se expresa con ‘y si…’, barruntando la catástrofe temida”.
Sistema cerebral de alarma
El miedo es la reacción adaptativa frente a un peligro inmediato, concreto y real
De hecho, remarca que el miedo, a veces, se vuelve irracional o excesivo debido a aprendizajes pasados (tipo una experiencia de atraco puede activar automáticamente el miedo al atravesar la misma calle), a la rapidez (y a veces error) de nuestro cerebro para detectar peligros, activando innecesariamente el circuito cerebral del miedo, a la influencia cultural y social (podemos aprender miedos observando la reacción de temor de nuestros padres), o a la vulnerabilidad individual por factores genéticos.
Todo empieza por la activación de la amígdala
¿Qué sucede en el cerebro cuando sentimos miedo? En concreto, el cerebro enciende su “sistema de alarma”, según aclara la doctora Anna Belmonte, psiquiatra en Centro Médico Teknon, activando una pequeña estructura llamada ‘amígdala’ que detecta el peligro, y manda señales al resto del cuerpo para reaccionar rápido. A partir de la amígdala, se activan también el hipotálamo- que pone en marcha la respuesta física- y, a su vez, la corteza prefrontal, que actúa analizando la situación, decidiendo si el miedo está justificado o no. “Es una cadena rápida y automática ante una situación de miedo”, detalla.
No obstante, avisa esta experta, de que el miedo empieza en el cerebro, pero se siente en todo el cuerpo: “Cuando el cerebro detecta una amenaza envía señales al sistema nervioso y al cuerpo para prepararse: el corazón late más deprisa, la respiración se acelera, los músculos se tensan y las pupilas se dilatan; todo ello, con el fin de aumentar las posibilidades de supervivencia”.
Todo el cuerpo reacciona
El miedo empieza en el cerebro, pero se extiende: las pupilas se dilatan, el corazón late más deprisa y la respiración se acelera
Doctora Gracia Lasheras Pérez, jefa del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Universitari Dexeus de Barcelona
Cuándo consultar con un especialista
Así, y sólo cuando ese miedo limita e interfiere en la vida cotidiana, es cuando debemos consultar con un especialista, subraya la doctora Belmonte: “Cuando aparece sin motivo claro, dura demasiado tiempo, provoca síntomas físicos, fuertes y continuados, llevan al sujeto a evitar situaciones importantes, tales como trabajar, relacionarse con los demás o incluso estudiar.
Aquí, el doctor Gerardo Conesa, director médico Instituto de Neurociencias Teknon (Barcelona), incide en que el miedo común es “proporcionado y pasajero”, aparece ante un peligro y desaparece al superarlo; mientras que las fobias son miedos “intensos, persistentes y desproporcionados” frente a estímulos que no representan una amenaza real. “Quien las padece suele ser consciente de que su miedo es irracional, pero no puede evitar la reacción fisiológica —taquicardia, sudor, bloqueo—. Cuando el miedo deja de proteger y empieza a limitar. Esa pérdida de control y el impacto en la vida diaria son los rasgos que marcan la diferencia clínica y que deben llevarnos a consultar”, reitera.
Doctora Anna Belmonte, psiquiatra en Centro Médico Teknon
A su juicio, asimismo, no es necesario esperar a que sea incapacitante: cuanto antes se interviene, más fácil es revertirlo. “Hoy sabemos que las terapias psicológicas —y en algunos casos el apoyo farmacológico— pueden reequilibrar los circuitos cerebrales del miedo con gran eficacia”, agrega.
A su vez, hay que tener en cuenta que sí se puede “reeducar” al cerebro para responder de forma más equilibrada ante el miedo, tal y como asegura la psiquiatra Anna Belmonte, del Centro Médico Teknon, ya que este órgano puede aprender a manejar el miedo de otra manera, gracias a su neuroplasticidad o capacidad de cambio: “Se puede entrenar para que no reaccione con tanta intensidad ante situaciones que no representan un peligro real. Esto se puede conseguir con terapia psicológica y, en según qué casos, con terapia combinada (psicológica y farmacológica)”.
Consejos si el miedo condiciona tu vida
Con todo ello, la jefa de Psiquiatría y Psicología del Hospital Universitari Dexeus, la doctora Gracia Lasheras Pérez, aporta, entre otros, los siguientes consejos para hacer frente al miedo:
- Enfréntate a tus miedos: exponte poco a poco a las situaciones que temes, empezando por las más manejables y subiendo de nivel progresivamente.
- Si aparecen síntomas físicos de ansiedad, acéptalos, no les tengas miedo, son una reacción para protegerte que irá aminorando por sí misma al cabo de un rato.
- Cambia los pensamientos catastróficos: identifícalos y sustitúyelos por interpretaciones más realistas.
- Respira desde al abdomen lentamente (respiración diafragmática) y realiza ejercicios de mindfulness unos minutos al día. Se trata de inhalar en 4 segundos, sostener 2, exhalar en 6; o centrarse en las sensaciones presentes sin juzgarlas.
- Realiza actividad física regular.
- Implementa hábitos de vida protectores: Dormir bien, reducir cafeína y alcohol, y mantén una red de apoyo social: compartir los miedos ayuda a desactivar su intensidad.
- Si el miedo es muy limitante, busca apoyo profesional.