Fanatismo climático: el concepto bandera del negacionismo para atacar las políticas verdes

'Fact-checking'

La narrativa que califica el cambio climático «de opinión exagerada» para justificar políticas gana peso en las redes y la política

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El líder indígena Jefe Raoni Metuktire en la COP30 celebrada en Belém (Brasil) 

Andre Borges / EFE

Mientras en Brasil se celebra la 30ª conferencia por el clima de Naciones Unidas (COP30), está ganando fuerza entre partidos políticos y redes sociales un concepto que busca cuestionar la lucha y las medidas contra la emergencia climática: el “fanatismo climático”. Recientemente, este término ha llegado a instituciones como el Parlament de Catalunya de la mano de diputados como Ignacio Garriga, de Vox.

Durante la última sesión de control al presidente del Govern de la Generalitat el 5 de noviembre, Garriga tildó de «fanatismo climático» algunas políticas como las Zonas de Bajas Emisiones, la tasa de residuos o las restricciones a la pesca de arrastre ( minuto 14:12 ). Garriga reiteró de nuevo este concepto en una entrevista en RNE el 10 de noviembre ( minuto 06:28 ), donde también calificó el cambio climático de “estafa” y “gran mentira”. Es FALSO.

El concepto de “fanatismo climático” se enmarca dentro de la narrativa que niega la existencia o la gravedad de un cambio climático provocado por los humanos. Como hemos verificado varias veces ( aquí , aquí y aquí ), el cambio climático antropocéntrico (causado por la acción humana) es un fenómeno demostrado ampliamente por datos y evidencia científica, y que, por tanto, requiere acciones humanas para frenarlo. Más del 99% de los estudios revisados por expertos sobre clima coinciden en afirmar que el cambio climático existe y que es causado principalmente por la actividad humana.

Lo que nosotros negamos y atacamos es el fanatismo climático […] que ha convertido el necesario control de la contaminación o la mejora del aire que se respira en las ciudades en un acto de ataque frontal a las familias y a los españoles

Ignacio Garriga, presidente del grupo parlamentario de Vox

Por un lado, las medidas de acción climática «no son un factor destructor de los presupuestos ni de la economía». Según se explica en la web de Naciones Unidas: “el cambio a una economía ecológica podría suponer una ganancia económica directa de 26 billones de dólares hasta 2030 en comparación con la situación actual”.

Sin embargo, el argumentario de Garriga no es exclusivo de su partido. Según la Encuesta sobre posverdad y teorías conspirativas del CEO, un 21% de los catalanes afirma que cree que el cambio climático se exagera para justificar medidas perjudiciales para la población. Es FALSO decir que el cambio climático se exagera. Lo demuestran también registros no manipulables, como la temperatura de la superficie del mar, que está aumentando a mayor velocidad de lo esperado, o las anomalías de las temperaturas globales, con valores récord en los últimos 10 años.

El aumento de las temperaturas tiene varias consecuencias que ya se están percibiendo, como la reducción del hielo marino en los polos, que este año ha caído un 8% en la Antártida y un 25% en el Ártico si comparamos las imágenes por satélite actuales con la media de entre 1993 y 2010. O como el aumento de la intensidad y frecuencia de fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, con impactos adversos generalizados y pérdidas y daños materiales y personales, tal y como asegura el informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de 2023.

En cuanto a la acción climática para hacer frente a este fenómeno, el informe State of Climate Action 2025 del World Resources Institute advierte, de hecho, que “el progreso es alarmantemente inadecuado, lo que expone a las comunidades, economías y ecosistemas a riesgos inaceptables”. El informe del IPCC también alerta de que las emisiones globales de gases de efecto invernadero previstas para 2030 «hacen probable que el calentamiento supere los 1,5 °C durante el siglo XXI y dificultan la limitación del calentamiento por debajo de los 2 °C».

Hay cambios de clima que ocurren desde hace muchos siglos, el problema es que no podemos condenar a los españoles bajo esta gran mentira del cambio climático

Ignacio Garriga, presidente del grupo parlamentario de Vox

La retórica que utiliza el concepto de “fanatismo climático” a menudo va ligada a otras falsedades sobre el clima, como esta afirmación de Garriga ampliamente desmentida sobre el origen del cambio climático. Como hemos explicado en otra verificación, el cambio climático actual no puede compararse con otros calentamientos anteriores: las temperaturas actuales son más altas que en cualquier otro momento de los últimos 1.400 años, según un estudio publicado en la revista Nature.

¿Qué se esconde detrás del término “fanatismo climático”?

Este ataque a la acción climática se ha documentado, al menos desde 2012, en un estudio de la Universidad de Twente que analizaba 12 partidos europeos sobre el cambio climático. En ese momento, Vox aún no existía, pero los partidos analizados comparten en sus discursos elementos como la inmigración, el nacionalismo y el euroescepticismo, muy en auge en ese momento. «El clima se ha convertido en una disputa de la guerra cultural», señala Emilio Santiago Muíño, antropólogo en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

A pesar de la evidencia científica que demuestra la existencia del cambio climático, hay algunos líderes mundiales que siguen utilizando y amplificando esta narrativa a partir de desinformación para criticar la acción climática, como el presidente estadounidense Donald Trump, quien en la última Asamblea General de Naciones Unidas tildó el cambio climático de “la mayor estafa del mundo», o el presidente argentino Javier Milei, que en reiteradas ocasiones se ha referido a él como “ciclo natural”.

En declaraciones a Verificat, Santiago Muíño apunta que existe “un aumento intenso de las posiciones que, a pesar de no negar las bases científicas del cambio climático, defienden ralentizar o frenar la agenda verde que aspira a dar respuesta a esta problemática”. Paula Jimenez Argumosa, socióloga y economista experta en política social y climática consultada por Verificat, coincide en que “hay un escepticismo climático que no niega directamente el cambio climático, pero cuestiona la forma en que se están formulando las políticas”.

Pero la hostilidad contra las políticas climáticas es una realidad que lleva tiempo circulando. «La ridiculización del ecologismo viene de muy lejos», explica el ambientólogo y autor de Contra la sostenibilidad Andreu Escrivà en declaraciones a Verificat. Con todo, señala que ahora hay un rasgo diferencial: «Ahora la clave es que dicen que hay fanáticos que te están afectando en el bolsillo, a tu libertad, con las políticas climáticas. Enlaza la ridiculización de los ecologistas con este rechazo al control del estado que se activó a raíz de la covid».

Guerra cultural

En otro artículo publicado este año en el European Center for Populism Studies (ECPS), se analiza cómo los partidos Alternativa por Alemania, Ley y Justicia, de Polonia, y Demócratas Suecos “presentan el cambio climático como una agenda orquestada por una élite cosmopolita corrupta y movida por intereses propios”. “Todos destacaban la injusticia de la reforma climática para la gente común, reformulando así la cuestión climática como un antagonismo entre “el pueblo” y “las élites”” y esto sirve para articular “diversas formas de escepticismo y/u hostilidad hacia las acciones contra el cambio climático”, utilizando a menudo ejemplos locales y experienciales para conectar necesaria la acción climática «por encima de las evidencias científicas que hacen necesaria la acción climática”.

El vicepresidente de VOX, Ignacio Garriga, durante una rueda de prensa tras la reunión del Comité de Acción Política de VOX, en la sede nacional del partido, a 11 de marzo de 2024, en Madrid (España). Ignacio Garriga ha acusado al Gobierno de Pedro Sánchez de financiar regadíos en Marruecos que utilizan aguas

El vicepresidente de VOX, Ignacio Garriga. 

Gustavo Valiente / Europa Press

La aceptación de las medidas contra el cambio climático

La socióloga Jimenez Argumosa señala que discursos, como los que utilizan el concepto “fanatismo climático”, “conectan con problemas sociales del día a día” que sufren las clases más bajas y los “instrumentalizan”. Según el barómetro del CIS de este mes de octubre, sólo un 1,1% de los españoles considera que el cambio climático es uno de los tres problemas que más le afecta, lejos de otros temas más materiales como la vivienda (26,2%) o la situación económica (24%).

Santiago Muíño sugiere que es necesario “dejar de presentar la transición energética como un sacrificio y enmarcarla como la mayor oportunidad económica y de ganancia en competitividad en la península Ibérica desde el inicio de la Revolución Industrial”. Por otra parte, Escrivà propone que no se obvien los temas que despiertan reticencias, como las tasas verdes o las zonas de bajas emisiones, y se propongan alternativas y mensajes que refuercen que hacer las cosas bien en materia climática «mejorará las perspectivas de futuro para tus familias».

El informe del IPCC señalaba que para que la acción climática sea eficaz es necesario “compromiso político, una gobernanza multinivel bien alineada, marcos institucionales, leyes, políticas y estrategias y un mejor acceso a la financiación y la tecnología”. “Los instrumentos reguladores y económicos pueden apoyar reducciones profundas de emisiones y resiliencia climática si se amplían y aplican ampliamente”, propone el informe.

Jimenez Argumosa defiende que las medidas sean dialogadas con la gente que tiene dudas o preguntas, huyendo de etiquetarlas como simples negacionistas. “En lugar de que todo recaiga sobre el individuo, es necesario que haya una transición obligada con políticas más fuertes y complejas, que vayan ligadas a otras cuestiones más sociales, como la mejora del transporte público o la conciliación laboral, y que no permitan que se instrumentalice la parte [la experiencia personal en la aplicación de medidas concretas] por el todo [el cambio climático]”.

Verificat es una plataforma catalana de fact-checking sin ánimo de lucro. Se dedica a verificar el discurso político y el contenido que circula en las redes y a la educación para el consumo crítico de la información. Forma parte de la International Fact-Checking Network (IFCN) y la European Fact-Checking Standards Network (EFCSN)

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