El día que terminaba había sido largo y lleno de emociones. Desde la madrugada, Israel lanzó una extensa campaña de ataques contra Teherán que se hizo más intensa después del mediodía. Las explosiones retumbaron y las columnas de humo, que se levantaban como hongos, se vieron desde todos los costados de la ciudad. Los aviones y drones apuntaban a edificaciones específicas pero la onda expansiva siempre alcanzaba varias manzanas a la redonda. Todo quedaba dominado por los escombros e impregnado por humo. La guerra no solo se intensificaba, sino que parecía imparable, al menos hasta ese momento.
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