La población gazatí ha vivido un continuo desplazamiento desde el inicio del último conflicto el 7 de octubre de 2023, cuando el ejército israelí fue recuperando territorios y obligó a las familias a desplazarse del norte hacia el sur de Gaza. Según Robert Mur, periodista de la sección internacional de La Vanguardia, “toda la gente que ahora está siendo desplazada de la capital, de ciudad de Gaza, se les ordena que vayan hacia la zona de Almahuasi, una zona completamente desbordada después de estos dos años de sitio”. Este movimiento obligado ha llevado a que miles de personas busquen refugio en áreas cada vez más saturadas y con escasos recursos.
Los desplazamientos en Gaza son un proceso arduo y marcado por la precariedad. Mur explica que “la mayoría de estos desplazamientos se hacen siempre a pie” y que, aunque algunos pueden usar carros o animales, “se hace básicamente a pie”. La incertidumbre es constante, ya que no hay garantía de seguridad en las zonas a donde se trasladan. “No saben dónde van a estar seguros, no saben dónde les puede atacar un misil israelí, pero también porque no saben qué van a comer ese día,” subraya el periodista, describiendo una situación de desesperación y hambre que agrava el sufrimiento de quienes huyen.
Respecto a la ayuda internacional, el acceso sigue siendo limitado y peligroso. Mur recuerda que “Israel decidió bloquear y la ayuda entra con cuentagotas”, mientras que durante el reparto “morrían personas y les disparaban en los tumultos”. Esto evidencia las enormes dificultades logísticas y de seguridad para llevar asistencia humanitaria efectiva en medio del conflicto. La población palestina, ya atrapada en un sitio que genera “miseria, hambre y pobreza”, enfrenta además esta dura realidad.
La situación política de la región también juega un papel importante en las limitaciones para encontrar refugio. Los países vecinos, especialmente Egipto y Jordania, mantienen sus fronteras cerradas. Mur explica que esto se debe a motivos históricos y políticos: “Egipto no quiere recibir y tener que alimentar o dar cobijo a una cantidad de desplazados, no solo por un tema económico, sino también por un tema político.” Añade que “los países árabes se han abandonado completamente a Gaza” y que el argumento de amenaza desde estos países para Israel “ya no existe”, pese a que persisten acciones terroristas como en cualquier otro país.
Finalmente, sobre la repercusión internacional y social, Mur destaca la presión de la sociedad civil frente a la inacción de los gobiernos. A modo de ejemplo, señala la protesta en la Vuelta Ciclista a España, que “ha dejado en evidencia a los gobiernos, porque en el fondo los ciudadanos tienen una repercusión puntual, pero lo que dejan en evidencia es la inacción de los gobiernos, incluso incluido el de España.” Para él, la responsabilidad política es clave: “el que tiene poder para que Israel pueda cambiar, dejar entrar comida o acabar con el sitio, son los estados y se están mostrando inoperantes.”