La rebelión global de la generación Z: una voz común contra la corrupción y la desigualdad

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Lluis Uría destaca cómo esta generación nativa digital, unida por símbolos y redes sociales, está desafiando gobiernos autoritarios y forzando cambios sociales en varios continentes

La rebelión global de la generación Z: una voz común contra la corrupción y la desigualdad
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Lluis Uría destaca cómo esta generación nativa digital, unida por símbolos y redes sociales, está desafiando gobiernos autoritarios y forzando cambios sociales en varios continentes

La Gen Z es una generación que ha emergido con fuerza en el activismo global, utilizando las redes sociales para impulsar cambios significativos. Lluis Uría, subdirector de La Vanguardia, destaca que esta generación ha logrado forzar dimisiones de gobiernos en Nepal, disolver gabinetes en Madagascar y exigir reformas en Marruecos, todo ello a través de una crítica profunda al sistema político tradicional. “El detonante en cada país es local, es muy específico, pero después las reivindicaciones son comunes. Es contra la corrupción, contra el inmovilismo político, contra los privilegios”, explica Uría.

Uría compara estas movilizaciones con una versión 2.0 de las primaveras árabes, donde los jóvenes exigen mayor libertad y democracia. Según él, “no hay una organización central en ninguno de estos países. Y se comunican a través de una plataforma de mensajería instantánea que se llama Discord, que empezó como un canal de comunicación de aficionados a los videojuegos”. Aunque las protestas han sido violentas y se han producido víctimas, el futuro de estos movimientos es incierto, similar a lo que ocurrió en las primaveras árabes de 2011.

La juventud como motor de cambio tiene un efecto poderoso en estas sociedades. Uría señala que, a pesar de las diferencias geográficas y políticas, estos movimientos han adoptado “un lenguaje común, una simbología común y una identidad común, esta de la generación Z”. Internet y las redes sociales juegan un papel crucial en la coordinación y difusión de sus demandas, que van desde mejores servicios públicos hasta la denuncia del despilfarro y la corrupción.

En cuanto al desenlace de estas protestas, Lluis Uría es cauto: “Es difícil vaticinar nada... la creencia de que la democracia es inevitable ya se ha visto que no es así, ni siquiera donde vivimos nosotros”. Sin embargo, reconoce que este periodo puede significar un punto de inflexión, pues “puede forzar reformas o forzar a reformas, y no en todos, en algunos”. Para él, lo que reivindican estos jóvenes es esencialmente “menos desigualdad social y menos privilegios”.

Finalmente, Uría concluye agradeciendo la oportunidad de analizar este fenómeno. La Gen Z no solo agita las calles con protestas, sino que también está cambiando el panorama político global desde el activismo digital. Como dice Uría, “es un fenómeno digno de ser analizado” y que merece toda nuestra atención para comprender los retos y oportunidades que plantea.

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