La vida son etapas. Lo sabe bien el periodista Albert Domènech (Barcelona, 1978) que acaba de publicar Cómo librarte de los mediocres que quieren joderte la vida. Con el tono humorístico que le caracteriza, Domènech, que hoy vive volcado en su canal de YouTube, hace un repaso por los mediocres que dice que habitan en nuestra sociedad. El periodista catalán lleva cuatro años en YouTube, dos de ellos de forma exclusiva después de pedir una excedencia en La Vanguardia, y ya acumula más de 140.000 suscriptores en un canal.
¿Por qué se decidió a escribir este libro?
Nació fruto de la observación durante muchos años. Observación propia y de cosas que me han ido explicando. Tenía ganas de reflexionar sobre este tipo de pandemia que a veces es invisible, pero que va en auge: la cultura de la mediocridad. Me apetecía explicarlo con humor, pero explicarlo. Para hacerlo más divertido decidí identificarlo con 15 tipologías de mediocres, que no dejan de ser personas tóxicas, y hacerlo de menos a más peligrosos para que la gente tenga la radiografía de unas personas que un momento determinado te pueden hacer mucho daño.

El periodista Albert Domènech tiene una larga trayectoria periodística muy marcada por la radio
¿Cuál es el mediocre más peligroso?
Aquellas personas a las que yo llamo Hannibal Lecter que lo que hacen tiene una influencia directa especialmente en tu salud mental hasta el punto que pueden llegar a anularte como persona, a aislarte de tu círculo. Y esto es peligroso porque cuando reaccionas no tienes la capacidad crítica para ver que te están manipulando.
¿Los ha sufrido?
He sufrido muchos mediocres en mi vida, pero por suerte la especie más tóxica no ha estado muy presente. Quizás porque por mi carácter han visto que tampoco podrían sacar mucho.
La cultura de la mediocridad va en auge”
¿Hay mucho mediocre en YouTube?
El principal problema es que es una ciudad sin semáforos. Con la libertad de expresión como bandera vamos a parar a un terreno bastante peligro para mí que es la falta de educación, de valores o directamente el posicionamiento o el fanatismo. Así como en los medios de comunicación, aunque tiene otros puntos débiles, más o menos los profesionales tenemos muy presente un código deontológico y unas líneas rojas que tenemos claro que no queremos traspasar, en el mundo de YouTube, como en todas las plataformas nuevas, falta cierta regulación especialmente en el ámbito del periodismo. Ahora hay una etiqueta un poco ambigua que dice “soy creador de contenidos”, pero nos deberíamos preguntar qué tipo de contenidos estás creando. Si te estás dedicando a informar, estás haciendo de periodista. Yo no soy tan crítico con personas que quizás no son periodistas y han encontrado esta plataforma para desarrollar su trabajo, sino con las personas que lo hacen mal. Y eso quizás es lo que veo que le falta a esta plataforma que para mí es tan digna como otra, que le falta cierta regulación interna porque hay cosas que son auténticos atentados a la profesión.
¿Por ejemplo?
Mentir, difamar, escribir un titular que luego no se corresponde con lo que encuentras dentro, radicalizar a las personas, camuflar la opinión con la información. Cada vez veo que hay una necesidad más grande de posicionar al espectador: querer captar espectadores que piensen como yo. Buscas más captar a la gente por la parte emocional que por la parte informativa. En YouTube faltan las dos H: honestidad y humildad. En periodismo sabemos que el periodista no es nunca el foco de la noticia… Y a veces el youtuber pasa por encima de la noticia y se convierte en la propia noticia. He sido muy crítico con esto en los cuatro años que llevo en YouTube.

El periodista Albert Domènech en la fiesta de Sant Jordi de La Vanguardia
¿Le costó hacer el paso de hacerse youtuber por si lo consideraban menos profesional?
Los prejuicios siempre están. En mi vida siempre he dado pasos naturales. Creo que YouTube es una plataforma periodística más como puede ser la radio o un diario digital. Gracias a La Vanguardia yo ya tenía una trayectoria bastante importante en grabación de vídeos, en contenidos audiovisuales y al final era hacer lo mismo que ya hacía pero en otra plataforma con un medio propio. Es cierto que con tu canal propio la responsabilidad crece porque todo lo que haces está bajo el paraguas de tu marca y hay que encontrar el equilibrio entre hacer periodismo e información veraz, pero también darle a la plataforma esta parte emocional que a veces demanda la gente.
Un poco de merequetengue, como dice usted.
Sí. A veces la gente acude para escucharte a ti y eso desemboca en que muchas veces la gente quiere que te mojes. Como periodista mi función no siempre es mojarme. El gran reto que me estoy encontrando es poder combinar mi faceta más romántica de cómo yo entiendo el periodismo con estas nuevas demandas crecientes del espectador de que te involucres más. Y esto quizás es lo que más me cuesta. Para el sector más conservador es impensable que un periodista pida dinero (bizums), pero es que son realidades diferentes. La gente compra diarios o se suscribe… Vengo de una idea del periodismo unido al servicio social, pero ahora para mí también es un negocio. Y esto no lo puedo disfrazar. Encontrar el equilibrio para que este negocio sea lo que quieres hacer y lo que quiere la gente es la clave de todo.
Mucha gente me dice: Ahora eres youtuber”. Pero yo por encima de todo, soy periodista
¿Le dio vértigo el cambio?
No porque en mi vida he decidido siempre afrontar retos en los que detrás hay ciertos prejuicios. Por ejemplo, en la prensa del corazón detrás hay prejuicios. El vértigo ha sido autoimpuesto a la hora de encontrar el equilibrio entre la manera de hacer de YouTube y la de un medio de comunicación serio como La Vanguardia. Mucha gente me dice “ahora eres youtuber”. Yo por encima de todo soy periodista. Si me quieres definir como la persona que crea contenido, para mí sería un añadido. Pero mi esencia es periodista y esto lo puedes hacer en un blog, en la radio, en YouTube…
¿Algún famoso le ha sorprendido para bien y para mal?
Los tengo tan calados que difícilmente me pueden sorprender. Sí que me sorprende que muchos famosos, dependiendo de dónde estés te hacen más o menos caso. No es lo mismo picar a la puerta de un famoso con la marca de un gran medio de comunicación, que hacerlo desde un canal propio. Y eso sí me decepciona. Los famosos tiene más en cuenta la cantidad de seguidores que tiene que la calidad de lo que tú estés haciendo. Así que en cierta manera he tenido que empezar de cero. Aunque para mí la etapa anterior no está cerrada porque estoy de excedencia.
Tiene una comunidad muy fiel ¿Qué feedback le dan sobre el libro?
Ellos están impulsando el libro y la evolución, que es más que positiva, es gracias a toda la gente que confía en los proyectos que hago. Muchos me dicen que les está ayudando, aunque siempre he dicho que no es un libro de autoayuda. Me dicen que gracias al libro han eliminado a dos o tres personas de su vida o que se han dado cuenta de que el trabajo que tenían no les gusta y han tomado el paso de dedicarse a otra cosa. O a decir “por aquí no paso”.

El periodista presenta, en tono humorístico, los distintos tipos de mediocres que según él existen en nuestro entorno
Reivindica el libro también como un alegato para cuidar la salud mental.
Hemos normalizado la importancia de cuidar nuestra salud física. Y aunque también se están dando saltos cualitativos en lo que a salud mental se refiere, falta mucho camino para recorrer. Creo que no está tan extendida la expresión tolerancia cero contra aquella gente que quiere sabotear tu salud mental. Solo la podemos cuidar nosotros y las decisiones que tomamos tienen impacto. Cada uno tienen su situación y los consejos que doy a veces pueden ser difíciles de ejecutar porque a veces el mediocre forma parte de tu círculo más íntimo o incluso es tu jefe. Pero reivindico que a pesar de eso intentes poner siempre en una balanza cómo te están repercutiendo las cosas. Hay que escuchar las señales que te manda el cuerpo. Si no haces caso, a veces el cuerpo dice basta y te dice “si no te paras, te paro yo”. La buena noticia es que la decisión última es tuya. Los mediocres pueden apagarte la luz y en el peor de los casos manipularte o anularte.
¿Echa en falta la faceta de periodismo tradicional?
Me considero un todoterreno pero hecho en falta hacer crónicas más culturales. Y el trabajo compartido y en equipo, porque YouTube tiene un punto de soledad que a veces puede ser muy cruel. Hay que saber sortear la incertidumbre.