La menopausia sigue siendo un tema bastante invisibilizado en el entorno laboral y eso que el 93,5% de las trabajadoras de entre 45 y 58 años padece al menos un síntoma vinculado a este cambio fisiológico y el 60% reporta siete o más. Los más comunes son cansancio (afecta al 80% de las mujeres en esa franja de edad), problemas de sueño y molestias articulares y musculares (tres de cada cuatro consultadas), seguidos de irritabilidad, ansiedad, pérdida de memoria o sofocos.
Esos son algunos de los resultados que arroja el estudio La menopausia en el trabajo impulsado por EADA Business School y liderado por la investigadora Aline Masuda, que también pone de manifiesto que, a pesar de ese impacto físico y emocional, el 71% de las mujeres en etapa menopáusica mantiene una alta implicación laboral, el 82% no se ha ausentado nunca por estos síntomas y sólo un tercio asegura que repercuten en su rendimiento laboral.
Ahora bien, esa resiliencia, advirtió Masuda, tiene un coste: más de la mitad de las mujeres ha considerado dejar su trabajo, porcentaje que es más elevado entre quienes padecen síntomas más graves o con mayor intensidad.
La especialista en psicología de las organizaciones lo considera preocupante y asegura que no sería así si las mujeres encontraran más apoyo e información sobre esta etapa en sus empresas. Porque, enfatizó Masuda al presentar el informe, sólo el 5% de las empresas ofrece algún tipo de beneficio laboral específico para mujeres en etapa menopáusica y, aunque más de la mitad de las encuestadas se siente cómoda hablando de este cambio vital, el 53% no ha hablado nunca de ello en su entorno laboral, “lo que refleja la importante barrera cultural que aún existe y refuerza una sensación de soledad y aislamiento sobre lo que están viviendo, especialmente en el caso de quienes sufren síntomas intensos sin acompañamiento por su entorno”.
La investigadora de EADA Business School cree que las compañías deberían reconocer esta realidad y promover entornos más empáticos, flexibles e informados sobre menopausia, ofreciendo beneficios laborales como flexibilidad horaria, teletrabajo y talleres informativos.
A las empresas les interesa hablar de la salud de sus empleados en términos de productividad y de retención de talento
Y, subrayó Masuda, “no se trata de considerar que las mujeres son más frágiles o necesitan ayudas, sino de una mayor apertura empresarial para hablar de la salud de los empleados en general, no sólo de la menopausia, porque les interesa en términos de productividad y de retención del talento, porque las cosas de la vida privada, tanto de hombres como de mujeres, influyen en el rendimiento laboral”.
En esta línea, la investigadora animó a las mujeres a hablar más de estos temas en el trabajo y romper tabúes: “No tenemos por qué mentir si no estamos bien; ya basta de tener miedo a que decir cómo estamos nos perjudique; hablar nos hace más fuertes”.

Los sofocos son uno de los síntomas más conocidos de la menopausia, pero el más extendido entre las mujeres en edad laboral es el cansancio
La de Masuda se suma a otras voces que reclaman medidas para mejorar la calidad de vida de las mujeres durante la menopausia y combatir la invisibilidad que se mantiene sobre este periodo vital en el ámbito social y laboral.
Esta misma semana la investigadora Clara Selva Olid, del grupo Behavioural Design Lab (BDLab), adscrito a la unidad de salud y bienestar de la UOC, ha presentado un decálogo de propuestas de sensibilización social, educación y medidas laborales y sanitarias encaminadas a mejorar el acompañamiento a las mujeres durante esta etapa vital.
Entre las medidas sugeridas figura desde financiar a través de la sanidad pública los tratamientos para paliar los síntomas hasta incentivar a las empresas que implanten buenas prácticas relacionadas con la menopausia, como por ejemplo crear la figura de un referente para esta etapa, impulsar flexibilidad laboral y adaptaciones en el uso de batas o uniformes más transpirables, ofrecer la posibilidad de teletrabajar o incluso ofrecer una baja por menopausia.