Nuevas razones para retrasar la entrega del primer móvil a los hijos

Relaciones familiares

El uso del teléfono a edades tempranas se asocia a más conflictos familiares y más problemas emocionales al llegar a la adolescencia

A teenage girl wears headphones and looks at her phone, seemingly uninterested, while her mother stands nearby, visibly frustrated, trying to connect in a relaxed living room setting.

Las familias con hijos que usan el móvil desde edades tempranas discuten con más intensidad y frecuencia, según el estudio 

Getty Images

“Si de algo me arrepiento, es de haberle comprado el móvil; no cedas, retrásalo todo lo que puedas con tu hija”, aconsejaba ayer  J.M.G. a un compañero de trabajo mientras compartían experiencias familiares. Porque, decía J.M.G., el móvil está detrás de gran parte de los conflictos y problemas que tiene con su hija de 15 años.

Y su vivencia no es excepcional. Coincide con la que relatan muchos otros padres y madres y también con las conclusiones de dos nuevos estudios publicados en la Revista de Psicología Familiar que edita la asociación más representativa de los psicólogos estadounidenses. 

Con datos del repositorio de Desarrollo Cognitivo del Cerebro Adolescente, investigadores de la Universidad de Georgia (Estados Unidos) han analizado los cambios en la dinámica de más de 11.000 familias con niños a partir de nueve años durante una década. Y han detectado que, a los 11 años, aquellos que usaban pantallas presentaban más conflictos familiares, como discusiones y reproches de sus padres. Y esa tendencia se mantuvo o agravó durante la adolescencia. 

Las redes causan dificultades para resolver conflictos, peleas y expresiones de ira

Cory CarvalhoAutor del estudio

”A medida que los niños se diferencian de sus padres debido a esos profundos cambios neurológicos y emocionales biológicos (propios de la adolescencia), observamos que las redes sociales causan diversos desacuerdos, dificultades para resolver conflictos, peleas y expresiones de ira”, explicó Cory Carvalho, autor principal del estudio, al presentar los resultados.

Y ese efecto era especialmente acusado en el caso de las niñas que pasaban más tiempo en las redes sociales, ya que comenzaron a entablar relaciones sociales y a compararse con otras personas que aparecen en ellas a una edad más temprana. 

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Por otra parte, los investigadores también observaron que el uso de pantallas desde edades tempranas complica la forma en que los adolescentes lidian con las turbulencias emocionales típicas de esa etapa y de la primera juventud.  

El estudio sugiere que cuanto antes dispone de móvil un niño, menos conscientes son los padres de su estado emocional, de si está viviendo situaciones de ansiedad o depresión, justo en un momento clave de su desarrollo en que los síntomas de posibles problemas de salud mental aumentan.

Brecha de comunicación

”Nuestros hallazgos sugieren que cuando los niños adquieren teléfonos inteligentes a una edad más temprana es menos probable que revelen sus problemas emocionales a sus padres; es decir, que el hecho de tener móvil puede abrir brecha en la comunicación entre padres e hijos”, advirtió Niyantri Ravindran, profesora de Desarrollo Humano y ciencias de la Familia a la Universidad de Georgia y supervisora del estudio. 

En este sentido, sus datos sugieren que cuanto más pequeños eran los niños al recibir su primer móvil, más se aislaron e internalizaron sus problemas con el paso del tiempo. Los investigadores creen que ello tiene que ver con que los padres y familiares siguen siendo importantes, pero los niños buscan y encuentran cada vez más apoyo y consuelo lejos de ellos, en las redes sociales. 

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”Sabemos que existe una sólida relación entre los síntomas de depresión y ansiedad internalizados en la adolescencia y la salud mental en la edad adulta; es fundamental detectar estos problemas a tiempo para que los padres puedan intervenir y mitigarlos”, advirtió el autor principal del estudio. 

Por ello, los investigadores recomiendan retrasar la compra del móvil todo lo posible, hasta que los niños sean mayores, establecer límites de tiempo para el uso de pantallas y priorizar al máximo las interacciones cara a cara en familia.

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”Estamos observando el desarrollo típico de los adolescentes en un nuevo y emergente ámbito digital que es difícil de gestionar; introducir un teléfono inteligente a una edad más temprana es un riesgo y los padres deberían considerar cuándo es el mejor momento para hacerlo”, afirmó Kalsea Koss, coautora del estudio y profesora asociada del departamento de Desarrollo Humano y Ciencias de la Familia de la Universidad de Georgia. 

Y para aquellos padres y madres que se pregunten cómo saber cuál es el mejor momento, da una pista clave: cuando ellos estén preparados para establecer límites que todos puedan aceptar y también para luego, en el día a día, hacerlos cumplir.

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