Ana tiene 55 años y es fotoperiodista en activo. Hace un año empezó a notar con más intensidad algunos síntomas de la menopausia: sofocos, insomnio, sequedad vaginal, niebla mental, dolor de articulaciones… “Mi trabajo es muy duro físicamente, tengo que estar en forma, no me puedo permitir que me estén doliendo las articulaciones ni tener sofocos mientras voy por la calle corriendo con la mochila”, explica a La Vanguardia.
Acudió a su centro ginecológico habitual, donde le dijeron que todo era normal, así que convencida de que lo que experimentaba no podía serlo, buscó otras opiniones. En uno de los médicos a los que acudió, le propusieron iniciar una terapia de reemplazo hormonal. Aceptó. Ahora afirma que es una de las mejores decisiones que ha tomado en su vida. “Yo he notado muchísima mejoría. Ya no me duelen las manos ni las articulaciones, me encuentro mejor y, para colmo, aunque esto sea un poco frívolo, me noto la piel mucho mejor”, enumera.
Yo he notado muchísima mejoría. Ya no me duelen las manos ni las articulaciones, me encuentro mejor
Lo hace, no obstante, indignada. Por un lado, porque este sea un tratamiento al que, pese a estar cubierto por la Sanidad Pública, ella tuvo que acceder a él por la medicina privada, ante el desconocimiento y la falta de empatía de los médicos que la atendieron. Un aspecto que, ciertamente, puede dejar fuera del alcance de otras mujeres que se vean en una situación parecida a la vivida por ella. Y, por otro lado, por toda la desinformación que existe alrededor del mismo, lo que ha desatado una cierta ola de hormonofobia que, en su opinión, perjudica a muchas mujeres que lo están pasando mal con los síntomas de la menopausia, ignorando que existe un tratamiento que puede mejorar su calidad de vida.
Desirée Trama, ginecóloga de Dexeus Mujer, ha observado esa tendencia hormonofóbica en su consulta. “Las pacientes a veces son un poco reticentes cuando se plantea la terapia hormonal y esto, obviamente, hay que aclararlo en consulta”, afirma. Y añade que esta desinformación en muchas ocasiones también viene de los propios profesionales médicos. De hecho, cuando Ana acudió a su médico de cabecera para ver si le podía recetar la terapia por la seguridad social. Este la reprendió escandalizado, arguyendo muchos de los argumentos de la corriente hormonofóbica.
Las pacientes son un poco reticentes cuando se plantea la terapia hormonal y hay que aclararlo en consulta
Esta corriente hormonofóbica, señala la ginecóloga, tiene su origen en un estudio de 2002 del Women's Health Initiative (WHI) de Estados Unidos, que concluyó que esta terapia aumentaba el riesgo cardiovascular y oncológico. Con el tiempo se vio que el estudio había sido mal planteado y ejecutado, y una reevaluación del mismo determinó que cuando la terapia se ofrece a las mujeres durante los primeros 10 años de la menopausia y antes de los 60 años, estos riesgos no solo no existen, sino que la terapia protege a las mujeres de los mismos y reduce el riesgo de osteoporosis y de deterioro cognitivo.
“Hoy por hoy sabemos que en las pacientes en menopausia su principal causa de muerte es cardiovascular y cerebrovascular, no oncológica; y esta terapia las protege en ese sentido. Por eso estaría genial que los médicos de familia y otros médicos de otras especialidades también tuviesen un poco de noción. Para no desinformar ni asustar, pero también para identificar síntomas que no tenemos asociados de forma tan específica como de la menopausia. Siempre tenemos catalogados síntomas como los sofocos, la sudoración nocturna o las alteraciones del sueño, pero hoy en día sabemos que hay más de 90 síntomas asociados a la menopausia, así que nos encontramos con muchas pacientes que han pasado por veinte médicos y ninguno ha sido capaz de darles una solución”, argumenta la experta.
Desirée Trama, además, recuerda que hoy en día ya se conoce el perfil de mujer que más se puede beneficiar de esta terapia, así como aquellas mujeres en las que no está recomendada la misma. Existen, de hecho, dos grandes contraindicaciones: aquellas pacientes que han tenido un cáncer de mama hormonodependiente o aquellas que han sufrido una trombosis.
“La gran mayoría de las mujeres pueden acceder a este tratamiento, pero en general la terapia hormonal no se la indicamos por defecto a todas las mujeres, sino que solo a aquellas pacientes que de verdad tienen una afectación de la calidad de vida por los síntomas de la menopausia. Siempre, eso sí, acompañado de un asesoramiento en hábitos de vida, porque la terapia es una herramienta, pero lo importante es estar en un buen estado de salud”, afirma la ginecóloga.
¿También más allá de los síntomas de la menopausia?
Las principales guías de práctica clínica recomiendan el uso de terapia hormonal sustitutiva en mujeres con síntomas moderados a graves asociados a la menopausia, pero también en mujeres de entre 40 y 45 años con menopausia precoz o insuficiencia ovárica prematura. En 2022, el Preventive Services Task Force de EE.UU. (USPSTF), un grupo de expertos independientes que revisa sistemáticamente la evidencia de efectividad de los tratamientos para hacer recomendaciones a los servicios clínicos preventivos y a la atención primaria, desaconsejaba el uso de terapia hormonal para prevenir problemas y patologías crónicas tras la menopausia al asegurar que “no tiene ningún beneficio neto” en esa indicación.
En ese documento, los expertos norteamericanos reconocían que, aunque el tratamiento hormonal sí puede tener efectos positivos (por ejemplo, en el caso de la osteoporosis), también conlleva otros riesgos que no justifican su indicación con carácter preventivo y generalizado. Entre esos riesgos, destacaban un mayor riesgo de cáncer de mama invasivo, un aumento del riesgo de accidente cerebrovascular, una mayor probabilidad de tromboembolismo, el incremento del riesgo de demencia, una mayor incidencia de enfermedad de la vesícula biliar o un aumento de la incontinencia urinaria.
La terapia hormonal no debe recomendarse de forma generalizada con fines preventivos (...). Reiteramos la importancia de una valoración individualizada
Desde la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) mantiene una postura “prudente” y alineada con las recomendaciones citadas previamente. “La terapia hormonal no debe recomendarse de forma generalizada con fines preventivos, por ejemplo, para evitar enfermedades cardiovasculares, osteoporosis u otras patologías crónicas, en mujeres asintomáticas”, afirma la doctora Ana Boldó Roda, miembro de la junta directiva de la SEGO.
Sin embargo, Boldó, ginecóloga y profesora asociada del Grado de Medicina de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Castellón, abre la puerta a que en determinados perfiles de pacientes —especialmente en mujeres que inician la terapia en etapas tempranas de la menopausia, sin factores de riesgo cardiovascular significativos— pueda valorarse individualmente su potencial beneficio en términos de salud ósea o prevención del deterioro cognitivo. “Desde la SEGO reiteramos la importancia de una valoración individualizada y de que las decisiones terapéuticas se basen en una adecuada información a la paciente, ponderando riesgos y beneficios de forma personalizada y siempre que el tratamiento se lleve a cabo en un contexto clínico bien controlado”, apunta.

Muchas mujeres pasan por decenas de consultas sin diagnóstico claro, mientras la terapia hormonal sigue limitada a la medicina privada.
No hace falta tener síntomas para empezar una terapia de reemplazo hormonal en menopausia
En ese sentido, para Débora Nuevo Ejeda, médico internista y jefa de las unidades de Longevidad y Microbiota del Centro médico-quirúrgico Olympia de Madrid, los beneficios de la terapia de reemplazo hormonal a nivel cardiovascular, inmunológico, de densidad mineral ósea o de envejecimiento “van mucho más allá” de paliar simplemente los síntomas de la menopausia y también pueden favorecer a largo plazo a mujeres sin síntomas.
“Actualmente, por ejemplo, no hay ningún medicamento, ni creo que se invente, que sea más efectivo para mejorar la masa y la densidad ósea que los estrógenos”, señala Nuevo Ejeda, que destaca también el impacto de esta terapia a nivel de fuerza, de producción de ácido hialurónico y de colágeno, que mejora la calidad y la hidratación de la piel, de prevención de infecciones de orina o de mejora del perfil lipídico.
“No hace falta tener síntomas para empezar una terapia de reemplazo hormonal en menopausia”, apunta la experta, que no obstante señala que antes de su receta hay que realizar una analítica y una anamnesis muy completas de las pacientes. “A partir de ese análisis ajustamos y decidimos si se puede empezar terapia de reemplazo hormonal o no, a qué dosis y con qué forma de administración”, añade.
¿Hasta cuándo se puede estar con este tratamiento? “Esto a lo mejor va a sonar raro, pero en el caso de las hormonas bioidénticas (químicamente idénticas a las que produce naturalmente el cuerpo) la respuesta es que el tiempo que las mujeres quieran”, sostiene Débora Nuevo Ejeda, que añade: “¿Qué va a pasar cuando dejen de usar la terapia de reemplazo hormonal? Nada. Que van a estar igual que antes de empezar, pero con el beneficio de que han estado 5 o 10 años evitando factores de riesgo, de osteoporosis, de salud cardiovascular, de salud cerebral… La realidad, sin embargo, es que luego se encuentran tan bien que no la quieren dejar”.
Otras hormonas: Testosterona, melatonina, tiroides…
La terapia de reemplazo hormonal no es exclusiva de las hormonas asociadas a la menopausia como los estrógenos y la progesterona, sino que también se puede llevar a cabo con otras hormonas para beneficio de los y las pacientes. Un ejemplo es la testosterona, que se asocia más a los hombres, pero cuya caída con el envejecimiento también puede afectar a las mujeres.
“Tener unos niveles más altos de testosterona, dentro del rango fisiológico adecuado, se asocia con una mejor tolerancia al ejercicio, que es una potente arma antienvejecimiento, mantiene la masa muscular, mejora el perfil lipídico, la resistencia a la insulina, la densidad mineral ósea y se asocia también con un menor riesgo de enfermedades neurodegenerativas”, explica Débora Nuevo. De hecho, según un estudio publicado en la revista Annals of Internal Medicine que analizó el riesgo de mortalidad en relación con los niveles hormonales, cuantos más bajos son los niveles de testosterona, más se incrementa el riesgo de mortalidad por todas las causas en hombres.
La melatonina es también una de las moléculas con mayor poder antioxidante que existe, así que a la hora de prevenir el estrés oxidativo es muy importante
Otro caso es el de la melatonina, la conocida como hormona del sueño, cuya síntesis va decayendo con el paso de los años, dificultando el sueño y la regulación de los ritmos circadianos. “La melatonina es también una de las moléculas con mayor poder antioxidante que existe, así que a la hora de prevenir el estrés oxidativo es muy importante. Y, además, también tiene cierto papel inmunomodulador, es decir, que controla la respuesta antiinflamatoria, dos aspectos esenciales para un mejor envejecimiento”, señala la experta.
Por último, estaría el caso de la hormona tiroidea. “Hay autores que defienden que a partir de los 40 años vivimos en un hipotiroidismo subclínico. Es decir, que los niveles hormonales bajan tanto que, bueno, nos mantenemos dentro de rango, pero no están desde luego en niveles óptimos”, señala la jefa de las unidades de Longevidad y Microbiota del Centro médico-quirúrgico Olympia de Madrid. Los rangos de la hormona tiroidea son muy amplios, sobre todo en el caso de la hormona 3T Libre, y dependiendo del laboratorio pueden oscilar entre 1,8 y 2 hasta 4,8 y 5.
“Los niveles hormonales bajan tanto que, a veces, incluso entrando en rangos óptimos, estos no son suficientes para algunas personas, que se encuentran cansadas, estreñidas, deprimidas, ganando peso. Si a esas personas les optimizas la hormona tiroidea y se la pones en niveles de 4 o 4,5, que siguen estando dentro de rango, pueden de repente tener más vitalidad, empiezan a ir mejor al baño, se encuentran mejor de ánimo, les ayuda a perder peso. La terapia de reemplazo hormonal funciona sobre todo cuando se personaliza”, concluye.