El crecimiento y desarrollo de un bebé debe ser sometido a un seguimiento estrecho, que permita determinar si se está produciendo de forma adecuada y en base a una serie de parámetros. En este sentido, existen distintos indicadores de salud a los que los padres deben prestar atención, uno de los más conocidos es el percentil del bebé. Este concepto hace referencia al peso y a la talla del recién nacido, de manera que se pueda comprobar cómo se encuentra este en relación a otros bebés. Esto puede servir para identificar si el niño se está desarrollando correctamente en base a su edad. No obstante, no será otro más que el pediatra quien interprete estos percentiles.
Uno de los principales motivos, y que conviene tener muy presente, es que cada bebé presenta un ritmo de desarrollo diferente. Por tanto, el percentil puede variar dentro de unos parámetros que contemplan unos datos mínimos y también máximos. Pero esto no tiene por qué suponer una señal determinante de que un bebé esté más o menos sano, hay otra serie de variantes que pueden influir en esta consideración. Por tanto, si bien los percentiles representan una guía basada en un estándar que se debe tener presente, conviene que los padres no se obsesionen con ellos.
¿Por qué son importantes los percentiles del bebé?
La razón por la que los percentiles son importantes para realizar un seguimiento de la salud del bebé tiene que ver con las curvas de crecimiento. A la hora de comprobar que un recién nacido está creciendo de forma saludable se tendrán en cuenta tres factores principales: el peso, la talla y el perímetro cefálico del niño. Estas medidas, vinculadas con otros datos, como la edad del bebé, se representarán por medio de gráficas y números, estos son los llamados percentiles. Por medio de ellos es como se analizan las curvas de crecimiento, que serán de utilidad para seguir la evolución del recién nacido.
Lo ideal es que el desarrollo del bebé se produzca de manera progresiva, los cambios bruscos podrían suponer una señal de alarma. También es importante que este crecimiento tenga lugar de una manera proporcionada, de modo que el peso y la talla del bebé se mantengan en unos baremos paralelos y que avancen de forma similar. No obstante, cabe incidir una vez más en que cada bebé cuenta con un ritmo de desarrollo diferente, y no hay que olvidarse de factores como, por ejemplo, el caso de los bebés prematuros, entre otros condicionantes. Por tanto, el pediatra será quien se encargue de analizar de forma personalizada el estado de cada bebé y determinar cómo de saludable está siendo su crecimiento.