Expertos y familias claman por el derecho a la desconexión digital de los menores: “No podemos sacrificar a otra generación”

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 Una concentración en Madrid y otras once ciudades urge a tomar medidas de restricción de smartphones y tablets en jóvenes en casa y en la escuela

ADOLESCENTES  UTILIZANDO EL MOVIL A LA SALIDA DE UN INSTITUTO DE SANT CUGAT

Adolescentes a las puertas de un instituto en Sant Cugat del Vallès (Barcelona) 

Mané Espinosa

Prohibir el acceso a las redes sociales a los menores, establecer la edad mínima legal para poder tener un smartphone y activar una desescalada digital en los colegios. Son tres de las grandes reivindicaciones de Manifiesto Off, impulsado por expertos y familias, que ha convocado concentraciones presenciales en doce ciudades españolas este sábado a las 11 de la mañana para reclamar el derecho a la desconexión digital de los menores por su salud física y mental. El movimiento, que alerta de los efectos y consecuencias de la “hiperdigitalización” de los jóvenes, cuenta con el apoyo de la Asociación Española de Pediatría, expertos educativos, psiquiatras y padres, niega ser antitecnología, sino que busca “salvar a una generación”.

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“Existe una preocupación creciente de la hiperdigitalización de los menores dentro y fuera de las aulas y de los efectos que tiene”, explica Diego Hidalgo, impulsor del manifiesto, junto con la pediatra María Salmerón y la experta en Teoría educativa Catherine l’Ecuyer. Todos ellos estarán presentes en la concentración de Madrid junto a otras voces discrepantes del uso de smartphones y pantallas como el psicólogo Francisco Villar en una concentración que pretende poner cara y presencialidad a una reivindicación: el derecho a la desconexión digital de los jóvenes. Consideran que son múltiples los estudios que avalan su demanda. La idea de la concentración, que se celebrará también en Gijón, Santiago de Compostela, Vigo, Zaragoza, Sevilla, Málaga, Guadalajara, Huesca, Valladolid, Mallorca y Menorca, es una propuesta de desescalada digital basada en cinco puntos. Prohibición de acceso a las redes sociales a los menores, establecer una edad mínima legal para tener un smartphone, desescalada digital en todos los ciclos escolares, que se forme a docentes, familias y alumnos sobre las implicaciones de la digitalización en la salud física, mental y cognitiva de los menores y limitación del tiempo de pantallas siguiendo las recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría.

Los problemas de la hiperconexión

Los organizadores consideran que es importante que la sociedad civil no muestre su opinión o se manifieste únicamente en espacios digitales, de ahí la concentración presencial. Y fundamentan su decisión de convocar a la ciudadanía en una “llamada legítima basada en datos científicos”, apunta Hidalgo. Para el experto, la hiperdigitalización está afectando “profundamente” a una generación y considera que “con toda la evidencia existente” es necesario tener garantías de que “no vamos a sacrificar a otra generación”

Las cabezas visibles de la concentración, que insisten en que no están en contra de la tecnología, lamentan que “en todas las facetas de su vida los menores están hiperconectados”, explica Hidalgo. Y que esta hiperconexión se da dentro y fuera de las aulas. Por eso una de las peticiones es que empiece la desescalada digital en las escuelas. En este sentido, el movimiento lamenta que se ha introducido la tecnología a las aulas sin un análisis coste-beneficio. “A nivel de colegios hay consenso en que la tecnología debe salir de las aulas”, apunta Catherine l’Ecuyer. Por eso, la experta educativa clama por una “desescalada urgente” y asegura que las tablets y smartphones son una “hipoteca cognitiva”. En este sentido, Diego Hidalgo se congratula de que ya hay comunidades que han empezado a anunciar decretos para reducir la tecnología digital.

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La prohibición de las redes sociales en menores por la relación entre el uso y los problemas de salud mental es una de las principales reivindicaciones de un movimiento que considera que “vamos tarde” en tomar medidas puesto que se trata de un “problema de salud pública”, avisa Hidalgo. “Sin la infancia protegida, las siguientes etapas de la vida son menos satisfactorias”, apunta el psicólogo Francisco Villar. El experto, que también estará en la manifestación de Madrid, señala que no se “conforman con diagnosticar lo que está sucediendo como si fuese inevitable” y considera que hay que “defender” la atención y el tiempo de los jóvenes. “No queremos psicólogos, queremos traumatólogos”, reivindica en el sentido de la importancia de que la infancia juegue al aire libre y no esté frente a una pantalla.

Establecer una edad mínima para acceder a un smartphone es otra de las peticiones de la concentración. Los convocantes reivindican que un teléfono inteligente es “una herramienta hiperpotente que no se puede dar a la ligera”. A pesar de ello, no hay consenso de cuando es el mejor momento para entregarlo. Hay expertos que abogan por los 18 y algunos incluso pasados los 20 años. “Yo tengo 41 y no tengo”, explica Hidalgo.

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“En los organismos hay una narrativa que habla de derecho a la conexión digital y me parece muy peligroso porque dejas a los padres fuera de juego y les despojas de la autoridad para reivindicar”, avisa L’Ecuyer, que asegura que ya “no es debatible que estamos en una epidemia de daño a la salud por causa de las pantallas”. A pesar de ello, la experta puntualiza que desde el movimiento no piensan que la tecnología sea mala, sino que intentan proteger a los menores que están en un momento de desarrollo y que “está demostrado” que la tecnología no les hace bien.

El movimiento también ve necesarias formaciones sistemáticas a profesorado y familias sobre los riesgos de la digitalización y las implicaciones para la salud física, mental y también cognitiva que tiene para los menores. Por último, también son partidarios de una limitación del tiempo de pantallas siguiendo las recomendaciones de entidades científicas como la Asociación Española de pediatría: uso 0 de 0 a 6 años o menos de una hora diaria de 7 a 12. “Teniedo en cuenta que las pantallas se usan en la escuela y para el ocio, estas recomendaciones no se están cumpliendo”, lamenta Lluna Porta, de Adolescencia Lliure de Mòbils, otra de la veintena de entidades que se ha sumado a la iniciativa. Cyber Guardians, la Sociedad Española de medicina en la adolescencia o el Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León también apoyan la petición.

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“Estoy a favor de regular la industria, no las familias”, señala Catherine l’Ecuyer, que lamenta que fue la primera persona en España en advertir del daño de la tecnología en los menores y que la tomaron por “loca”. La experta celebra la valiente posición de las caras visibles que se ha significado para pedir una mayor regulación y lamenta que de la gran mayoría de los expertos detrás de esta concentración prácticamente ninguno esté en el comité de 50 creado por el Gobierno para analizar el impacto de las tecnologías en los jóvenes.

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