La violencia obstétrica es una realidad a la que deben hacer frente muchas mujeres durante su proceso de embarazo. De hecho, un estudio al respecto estima que al menos seis de cada diez mujeres la han sufrido, de forma verbal, física o psicoafectiva. Este término describe aquellas situaciones en las que las mujeres son víctimas de abuso, maltrato o negligencia durante la gestación, el parto y/o postparto. Estas malas prácticas suponen un atentado contra sus derechos humanos y traen consigo consecuencias graves, que afectan a su salud física y mental. La violencia obstétrica puede manifestarse de distintas formas, por ejemplo, no informando correctamente a la madre sobre los procedimientos médicos o sus riesgos, así como impidiéndole decidir sobre su propio cuerpo.
Por otro lado, este tipo de abuso puede incluir el uso de un lenguaje despectivo, en el que se dedican burlas a la mujer o se invalidan sus sentimientos y preocupaciones. Igualmente se ignoran sus deseos y hasta sus necesidades. En definitiva, la violencia obstétrica representa una negligencia en cuanto a la atención que se proporciona a la embarazada, tanto desde el punto de vista médico como emocional. Con todos los efectos negativos que esto conlleva para la madre y para el bebé.
¿Cuáles son las consecuencias de la violencia obstétrica en la salud mental?
Cuando se sufre de violencia obstétrica existe la posibilidad de que se provoque el trastorno de estrés postraumático, advierte la psicóloga Laura Farres. Este afecta a aquellas mujeres que han sido víctimas de abuso o maltrato durante el proceso de atención obstétrica o el parto. Es decir, se trata de la consecuencia sobre la salud de la víctima que ocasiona este daño físico o psicológico durante el proceso de gestación.
La sintomatología es diversa, según la especialista, pero se asocia al estrés postraumático, pesadillas, irritabilidad, cambios de humor, alteraciones del sueño, ansiedad o hipervigilancia, entre otros síntomas. Las víctimas de violencia obstétrica a menudo tienden a evitar aquellos lugares o personas que relacionan a ese hecho traumático.
Claves después de sufrir violencia obstétrica
Laura Farres aconseja a las víctimas de violencia obstétrica refugiarse en grupos de apoyo, dirigidos por un equipo de psicólogos para trabajar de forma conjunta con el grupo. Esto puede ser de gran ayuda para que las víctimas se sientan escuchadas y comprendidas, un espacio donde sus sentimientos son validados y compartidos. Esto ayudará en el proceso de sanación.
El autocuidado también es fundamental para superar un caso de violencia obstétrica. La especialista aconseja dedicarse tiempo a una misma, llevando a cabo actividades que generen bienestar y alivio, como los paseos por la naturaleza. Los masajes también serán positivos para disminuir el estrés y relajar el cuerpo. Y, por supuesto, el apoyo del entorno y las personas más cercanas a la víctima.