Tantra, unión e integración de las partes más allá del sexo

Vivo

En nuestra cultura, se banaliza lo tántrico por su relación con el Kamasutra, las posturas sexuales y el coito prolongado. Pero es mucho más que eso: captar la energía de nuestro interior para usarla en nuestro beneficio

Stone carved erotic sculptures of tenth century in a Hindu temple in Khajuraho in Madhya Pradesh state of India. These temples (UNESCO heritage site) are famous and known to have all possible 64 sex positions sculpture.

Esculturas eróticas talladas en piedra del siglo X en un templo hindú en Khajuraho, en el estado de Madhya Pradesh, India

@Naveeen

En nuestra cultura, se ha banalizado la imagen tántrica mediante la relación con el Kamasutra, las posturas sexuales y el coito prolongado. Pero el tantra es mucho más que eso. Se trata de una rica tradición filosófica que se originó con el Buda Shakyamuni hace dos mil quinientos años (siglo VI a.C.) y tuvo su florecer durante la Edad Media, cuando alcanzó muchas capas de la sociedad hindú, especialmente en territorios como Cachemira, Bengala o Assam. 

Integró bases musulmanas y se extendió por otros países de Oriente, llegando a China en el siglo VIII d. C. y poco después a Japón. Tanto los budistas tántricos de la época Tang como la secta japonesa Tachikawa, fundada el siglo XII d.C., practicaron ritos sexuales de energía elevada. Tíbet es uno de los lugares donde el tantra llegó antes (siglo VII d. C.). En el sudeste asiático entró hacia el año 900 en enclaves como Camboya o Java. Su transmisión empezó de maestro a alumno y siguió mediante grupos familiares.

La senda del tantra

Hands of couple in bed. Man and woman making love.

El tantra se dedica a integrar las partes para canalizar esta energía

Denis

Tantra significa urdir o tejer. Como filosofía de vida invita a la experiencia de unir en vez de dividir y segmentar. Nuestra tradición se basa en el conocimiento científico que se encarga de descomponer las partes para comprender. De esta forma tomamos la parte por el todo, perdiéndonos la unidad. El tantra tiene una visión unitaria y global, un sentido más holístico del ser humano y aquello que le rodea. Como en la física cuántica, se considera que todo es energía. W. Heisenberg, uno de los padres de la mecánica cuántica, decía que “el universo no está hecho de cosas sino de redes de energía vibratoria, emergiendo de algo todavía más profundo y sutil.”

El tantra se dedica a integrar las partes para canalizar esta energía. Unimos las partes para apreciar la experiencia o a la persona como un todo y sentir el movimiento de la energía.

El mundo civilizado ha descubierto muchas formas de extraer energía de la naturaleza, pero curiosamente el hombre no ha descubierto cómo usar la tremenda energía que almacena en su interior. El tantra es la vía para obtenerla y ponerla a nuestro servicio. La energía se mueve principalmente desde la respiración. Cuando dos personas sincronizan sus respiraciones están activando una poderosa energía conjunta. Igualmente, cuando paseamos por el bosque, la playa o cualquier espacio de la naturaleza entramos en intercambio de energía con estos lugares. Igualmente, desde la kundalini yoga o el tantra blanco se trabaja la elevación de la energía desde la base de la columna mediante posturas, ejercicios respiratorios y potentes meditaciones en movimiento que se realizan por parejas hombre/mujer. Así se obtiene ese segundo principio importante de integrar las partes.

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A nivel psicológico y personal, la vía del tantra es una invitación a integrar nuestras partes no deseadas. Aquello que Jung llamó la sombra y que se corresponde con nuestros puntos ciegos o aquello que no queremos ver. En el tantra no hay bueno o malo, sino una aceptación no conflictiva de lo que es. La noche y el día se necesitan y se complementan como el sol y la luna. La energía masculina (yang) y la femenina (yin) se complementan y conviven en nosotros, independientemente de que seamos hombre y mujer. Según el tantra todos tenemos una parte masculina más pragmática y racional y una femenina más sutil e intuitiva.

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Por eso el tantra no es algo abstracto sino algo que podemos integrar a nuestro día. Se trata de ir por la vida con la mirada puesta en la integración y la unión de las partes. Viendo a los individuos y a nosotros mismos como personas, en un sentido global. Compuestos no sólo de pensamientos e ideas sino de energía, espíritu y emociones. Observar los dones y defectos que nos habitan y hacer lo mismo ante las situaciones que nos presenta la vida.

El tantra es conciliador, integrador y puede entenderse también como un código ético o moral. Tu eres yo y viceversa. Todos estamos integrados por una misma energía que nos abraza.

Si vamos a los aspectos más prácticos podemos hacer ejercicios de sincronización de la respiración, prácticas sexuales tántricas donde ambos cuerpos y energías se fusionan largamente más allá del coito inmediato o podemos hacer alguna meditación en movimiento que nos eleven la energía.

Las meditaciones en movimiento, despiertan esta energía vital transformadora. El propósito es enfocar nuestra vida para no pasar por ella como zombis adormecidos. No hay que caer en la presiones mentales y emocionales de nuestros tiempos. Las meditaciones tántricas nos despiertan del ensueño para tomar las riendas de nuestra vida. Uno de los principios fundamentales es alcanzar la pureza de mente para vivir desde este estado. El tantra busca desarrollar la pureza interna, la compasión y la empatía hacia los demás. La energía alcanzada no es una forma de individualismo ostentoso sino un camino de altruismo para ponerse al servicio de los demás y de uno mismo.

Una vez hemos creado una atmósfera de energía positiva en nosotros, nos decidimos a compartirla con los demás lo máximo que podamos. El tantra nos recuerda que el cielo es ahora. No hay que esperar para ser dioses o diosas. Todo lo que necesitamos para sentirnos plenos, lo tenemos en el presente.

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Finalmente, una de las cuestiones esenciales del tantra es que el placer y el deseo no son algo que evitar. En ellos reside la potencialidad de una energía que podemos encaminar y elevar hacia lo espiritual. La experiencia del placer más carnal sirve como recurso para alcanzar la suprema iluminación. Es algo así como el éxtasis de Santa Teresa de Bernini. No hay que sentirse culpable por alcanzar el máximo placer. En cuanto a la energía, la mujer dispone de toda ella y el hombre de la dicha de formar parte.

Canalizar la energía es uno de los grandes aprendizajes que tenemos en la vida y la vía del tantra nos dirige siempre hacia la unión y la integración. Sin duda, hoy muchos políticos y dirigentes podrían beber de sus fuentes, en vez de regresar a esas formas absolutistas caducas que proceden de otros tiempos. Parece que este mundo global en vez de unirse, no hace más que segmentarse y polarizarse.

A nivel personal, el objetivo del tantra no es más que la realización de nuestro más alto potencial humano. Para ello, mantener la mente pura y la energía elevada son fundamentales. Claridad y no dualidad son sus principios básicos. Mediante el tantra nos liberamos de todos los condicionantes que limitan la comprensión de nosotros mismos, para mostrarnos cómo somos. Al mismo tiempo, vemos aquello en lo que podemos convertirnos.

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