Las emociones se convierten en una montaña rusa para ti, la alegría da paso a la tristeza y el entusiasmo se convierte de golpe en rabia, tan a menudo que sientes que ni tú te entiendes. ¿Qué te está sucediendo? Es posible que estés padeciendo inestabilidad emocional, ya que los cambios bruscos en el estado anímico de una persona, que producen malestar y se dan en un corto espacio de tiempo, representan una de sus principales características. Así lo describe la psicóloga Raquel Ruiz, quien puntualiza acerca de la diferencia entre el paso de diferentes estados emocionales que suele tener lugar a lo largo de los días, como algo normal, y lo que supone un atropellamiento de emociones que se suceden a toda velocidad. Este es el caso de la inestabilidad emocional.
La especialista explica que las personas que padecen de este descontrol anímico suelen experimentar cambios bruscos de humor. “Rápidamente pasas de la ilusión por un nuevo proyecto a la desgana o desmotivación”. También es habitual pasar de un enorme optimismo a una gran tristeza en el mismo día. Incluso que todo parezca ir de maravilla y, al día siguiente, el sentimiento sea totalmente el opuesto. ¿Encuentras algo que te apasiona y rápidamente pierdes el interés por completo? Otra manifestación más de la inestabilidad emocional. La consecuencia de este vaivén es que la persona es incapaz de poder identificar sus propias emociones, debido a la naturaleza cambiante y contradictoria de estas. Esto ha de suponer una señal de alerta.
¿Cuándo se convierte en un problema la inestabilidad emocional?
La primera pregunta que podría venir a la mente acerca de la inestabilidad emocional es ¿por qué sucede? Y ese es precisamente uno de los aspectos que la hacen tan complicada de manejar para las personas que la padecen: la dificultad de identificar los motivos, según afirma la psicóloga Raquel Ruiz. Sin embargo, la especialista asegura que, a menudo, suele verse condicionada por cuatro disparadores que estimulan estos cambios emocionales: las relaciones interpersonales, la baja autoestima, el estrés del día a día y los cambios hormonales.
Conviene destacar que esta inestabilidad emocional pasará a convertirse en un problema en el momento en el que empiece a generar malestar o a provocar “dificultades en áreas importantes de la vida”, por ejemplo, en las relaciones personales o en el ambiente laboral, entre otros. En estos casos, la psicóloga recomienda optar por terapias como el apoyo social, el autocuidado físico, las técnicas de mindfulness o escribir en un diario. Si todo esto no funciona, lo más aconsejable será acudir a un profesional, sobre todo porque esa inestabilidad emocional, tal y como señala Raquel Ruiz, podría representar un síntoma de un problema o trastorno psicológico.


