Cómo empezar a meditar desde cero
Mejora el estado de ánimo
Cuatro sencillos consejos para los que no saben por dónde arrancar
Una mujer meditando al aire libre
Los beneficios de la meditación son de sobra conocidos y han sido demostrados en múltiples ocasiones y en diversas investigaciones. Meditar mejora el estado de ánimo y reduce los síntomas de estrés, depresión y ansiedad.
Ramiro Calle, pionero de la enseñanza del yoga y la meditación en España, explica que nuestra mente se puede entrenar: la meditación no es otra cosa que un método para cultivar su potencial y mejorar la atención, energía, sosiego, lucidez y compasión.
Clase de meditación y respiración en un centro de Barcelona. Àlex García
Consejos para iniciarse en la meditación
Esta práctica adopta distintas formas y se puede llevar a cabo a partir de diferentes ejercicios: sentir el propio cuerpo, sentir la respiración, observar cómo pasan los pensamientos inafectadamente, etcétera.
Si bien es cierto que al principio puede entrañar ciertas dificultades concentrarse y sosegar la mente, la idea de que la meditación exige sacrificio o esfuerzo es errónea. Consiste en encontrar el tipo de meditación más apropiado para cada uno y no olvidar que no se trata de torturarse, sino todo lo contrario.
1. Empezar con la respiración
La respiración es la fuente de la vida, el nexo entre el cuerpo y la mente. Conectarnos con ella nos sitúa en el momento presente. Podemos empezar simplemente por observarla, prestando atención a nuestra nariz y a cómo nos imaginamos que entra el aire por ella y hacia dónde se dirige, y fijarnos en notar cómo sale.
2. Poco a poco
Cuando estamos empezando, no es aconsejable alargar las prácticas. Conviene hacerlo en periodos de tiempo cortos, integrados en la rutina del día a día. Entre cinco y diez minutos es suficiente, e incluso podríamos empezar por hacerlo solo durante un minuto.
Al principio, se recomienda vestir ropa cómoda y conviene realizar ejercicios de meditación cortos. FatCamera
3. Comodidad
La comodidad es esencial y a ello contribuirá la elección de la ropa y el lugar. Es necesario encontrar un sitio sereno y tranquilo, con luz tenue, donde no seamos molestados y podamos encontrar una postura cómoda.
Lo ideal es la posición de loto, es decir, sentados con las piernas cruzadas y cada pie situado encima del muslo opuesto. Si resulta demasiado incómoda, podemos colocar unos cojines debajo de los glúteos o buscar otra postura que nos permita tener la espina dorsal erguida, incluso sentados en una silla.
4. Sin miedo al fracaso
Los hindúes comparan nuestra mente con un mono o un elefante loco y furioso, ya que tiende a generar problemas y sufrimiento. El fracaso es parte de cualquier proceso de aprendizaje, así que lo más natural es que nos desconcentremos y debamos redirigir nuestra atención constantemente. Es importante comprender que esto forma parte del proceso y no dejarnos desanimar, sin juzgarnos ni recriminarnos por ello. Se trata simplemente de reconducir la mente: tantas veces como se desconcentre, tantas veces habremos de redirigir la atención a aquello que nos hemos propuesto.
El fracaso forma parte del proceso; no ha de conducir al desánimo
La meditación nos permite apaciguar y redirigir nuestros pensamientos. Koldunov / Getty