La sabiduría oculta de las letras: “Los nuevos usos del lenguaje nos alejan de la profundidad”

La simbología de los alfabetos

La diseñadora Rosa Lladó analiza en ‘El libro de las letras’ el origen gráfico y simbólico del alfabeto en homenaje a la obra cartográfica de Alejandro Martínez Torrá

Rosa Lladó y su mentor, Alejandro Martínez Torrá

Rosa Lladó, en primer término, rinde homenaje a su mentor, Alejandro Martínez Torrá, con un libro sobre la simbología de las letras

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Las letras sirven para comunicarnos. Mediante el orden alfabético y su conocimiento establecemos un código o lenguaje que expresa los mensajes que queremos transmitir. No obstante, en su origen las letras fueron la expresión simbólica de rituales y actos mágicos. Las letras no sólo importan a los diseñadores gráficos por su tipología o a quienes escribimos por su significado, sino a todos los quieren saber acerca de su procedencia y curiosa simbología.

Rosa Lladó diseñadora gráfica y discípula del sabio Alejandro Martínez Torrá (Barcelona 1936-Piera 2024) ha transcrito y sintetizado el saber de su mentor en El libro de las letras, origen gráfico y simbólico del alfabeto (Cauac, 2025), acercándolo al gran público. Las fuentes y orígenes simbólicos se remontan a la cábala y su Árbol de la vida, el taoísmo y su I Ching o libro de los cambios, las runas vikingas o el tarot. Curiosamente todos estos sistemas de signos, hexagramas o letras formaban parte de oráculos que predecían el futuro.

Las letras tenían un significado desde el Paleolítico: una T era palo clavado en tierra con otro cruzado encima. Es un signo ancestral de límite, prohibición

Rosa LladóDiseñadora gráfica
Rosa Lladó y su mentor, Alejandro Martínez Torrá

Rosa Lladó y su mentor, Alejandro Martínez Torrá

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¿Cómo las letras nos hablan del principio de la humanidad?

Las letras, como símbolos gráficos, ya aparecen en las cuevas paleolíticas, en la parte más profunda de ellas, pero también entre figuras de bisontes y de otros animales, o sobre piedras, cuernos y huesos. Generalmente aparecen aisladas, pero también se encuentran pequeños conjuntos de varios signos correlativos, uno detrás de otro, lo que sugiere una escritura.

Al inicio, la escritura no era la trascripción de la lengua hablada, sino la evocación de un ritual o acto mágico...

Exactamente. Estos signos parecidos a nuestras letras en sus primeras formas no debieron usarse para la trascripción de una lengua, como las utilizamos hoy en día. Seguramente podían evocar o recordar una información concreta, un ritual, una oración, un peligro… Por ejemplo, la forma más primigenia de la letra E es muy parecida a la E latina actual, pero volteada. Es decir, la línea vertical estaba en la parte superior, horizontalmente, y las tres horizontales caían en vertical a partir de esta horizontal. Su significado de origen es nube o cielo (línea horizontal) de donde caen tres líneas de lluvia-rocío. Este signo seguramente lo usarían para invocar la lluvia, ya que el hombre primitivo podía observar la relación de la lluvia con el crecimiento de la vegetación que da frutos y de la que, a su vez, se alimentan los animales que va a cazar.

De hecho, hay muchas representaciones de este signo en la boca de diferentes personajes. Por ejemplo, el dios azteca de la lluvia Tláloc se le representa con el labio superior como nube de la que salen unas líneas que parecen dientes. 

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Otro ejemplo es la letra T: un palo clavado en tierra con otro cruzado encima. Es un signo ancestral de límite, de que está prohibido o no se puede ir más allá. Está recogido en diversos estudios etnológicos que del palo horizontal superior de este signo podían colgar fetiches o ídolos mágicos de amenaza o que identificaran a los pobladores que habitaban dentro de este linde. El signo actual de cul-de-sac derivaría de este signo primitivo, el cual tiene el mismo significado: “punto muerto”, “calle sin salida”.

Estos signos, gráficamente, son muy estables en los primeros tiempos y se van grabando o pintando como algo especial, “sagrado”, que se debe conservar y no debe ser manipulado. Pero cuando se mezclan con las formas más arcaicas de escritura, es cuando empiezan a sufrir cambios formales y a perder su significado de origen.

Aunque hoy en día hablar de temas mágico-simbólicos tiene mala prensa, en los primeros tiempos eran muy importantes. El sabio era una persona que tenía tanto conocimientos de medicina y astronomía, como de magia y religión.

Con qué se vinculaba la simbología primigenia de las letras? ¿Cuál era por ejemplo su vínculo con la naturaleza?

La vinculación con la naturaleza y con su vida cotidiana es la característica más destacada de la simbología de origen de las letras. Esta está basada en conceptos básicos, muy simples, relacionados a la observación del entorno cotidiano del hombre. Su representación gráfica correspondería analógicamente a un objecto o idea extraída del mundo cotidiano o “cultural” paleolítico.

Por ejemplo, la letra B es la reducción gráfica de los pechos de la Gran madre, simbología que nos ha llegado a través de la iconografía de las llamadas Venus paleolíticas, figurillas que tienen los atributos sexuales muy exagerados, ya que conectan con la simbología del cuerpo femenino, protector y nutriente, que puede obrar el milagro de la vida.

Rosa Lladó y su mentor, Alejandro Martínez Torrá

La letra B simboliza el cuerpo femenino, protector y nutriente

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En la escritura del antiguo sumerio ya existía un pictograma de dos pechos que significaba “crear”, “engendrar” y curiosamente hoy día el carácter chino para “madre” es un pictograma de dos pechos con sus pezones. De hecho, aún en castellano tenemos la palabra “busto” que empieza con “B”, y afín al concepto de “contenedor” hay un sinfín de palabras que empiezan con esta letra, por ejemplo: boca, botella, bota, etc.

¿Cada letra tiene su evolución? Explícanos una.

Hay letras muy estables en el tiempo, por ejemplo, la letra M, símbolo parecido en cualquier cultura primitiva. Su forma gráfica primera sería una línea ondulada horizontal. Ondulación del agua del mar o de la corriente del agua de un río (no equivalente al agua estancada).

¿Las letras evolucionan? Explícanos una.

Hallamos letras que desde el principio pueden encontrarse representadas de dos formas diferentes, u otras que pueden haber pasado por una evolución formal. Porque la simbología originaria, con el tiempo, va adquiriendo más complejidad, intelectualizándose e impregnándose de corrientes de pensamiento y de cultura de cada época o civilización. Así, adquieren nuevas terminologías.

Por ejemplo, la letra “I” en simbología de origen es el falo erecto, generador, con “potencia para crear”. Pero ya en la zona sirio-palestina de Canaán se suaviza el fuerte componente sexual transformándose en el dedo índice que “indica, ordena, determina, rige”. Posteriormente, derivará en “la mano del hombre que hace”, o la mano como “potencia creadora”, y también el dedo o la mano del Creador, representado de manera magistral por Michelangelo en la Capilla Sixtina, en el momento que Dios extendiendo el dedo índice de su mano derecha traspasa la “chispa divina” a Adán.

Explícanos algún cuento o leyenda donde se pueda ver su conexión con la simbología de una letra.

La forma gráfica de la Z está conectada con la primera arma arrojadiza o utensilio lanzador-propulsor conocido, que permitiría cazar a distancia: el propulsor paleolítico de venablos o azagayas. Su simbología es la de “arma del triunfo”: su lanzamiento dará lugar al trofeo (el animal cazado).

En la simbología de los 4 elementos, Z está en posición Tierra (resultado). Se puede asociar con una semilla, grano o fruta verde, que simboliza la primera concreción de alguna cosa, ya seca; y en la Gran Obra, uno de los nombres que adquiere es “oro negro” (ya es oro, pero aún tiene el color negruzco de su origen, de la materia prima).

Esta primera fijación de Z en los cuentos de hadas es el arquetipo del personaje que, aunque en un primer momento pasa por penurias y desgracias, al final se convertirá en príncipe o princesa o bien obtendrá algún premio, porque en su interior ya brilla una “luz” que hará posible su transformación.

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La actriz inglesa Julie Andrews posa con una zapatilla de cristal en el papel de Cenicienta, en 1957

Getty

Un buen ejemplo es el cuento de la Cenicienta, nombre que enlaza con la simbología de Z como algo negruzco, residuo de una combustión, aunque inmerso en estas cenizas ya se encuentra el “oro negro”; su mismo nombre es un presagio de la “luz” futura. En la versión más antigua que recogen los hermanos Grimm hay dos imágenes simbólicas claras de esta “semilla” u “oro negro”: la primera serían los guisantes y lentejas que las hermanas de Cenicienta lanzaban entre las cenizas, y que luego ella tenía que buscar y limpiar, y la segunda, la propia Cenicienta, que dormía entre las cenizas. Pero este cuento hermético nos da más información: Cenicienta, al escaparse precipitadamente del baile para que el príncipe no vea su transformación, pierde un Zapato, que en la versión de Perrault es de cristal (el cristal equivale a algo brillante, análogo en simbología al oro, de connotación real) y en la de los hermanos Grimm es dorado. Este zapato es el “instrumento del triunfo”, lo que llevará al príncipe a encontrar a Cenicienta. El zapato, además, es un presagio de felicidad (zapato-zueco de Navidad o de San Nicolás, que se llenará de regalos).

¿Cómo nos sirven las letras en nuestro día a día?

A parte de para escribir, la conexión con su información cifrada nos puede ayudar, en primer término, para conocer toda esta simbología ancestral tan interesante, que establece puentes entre diferentes tradiciones. El conocimiento de las letras nos abre una visión más coral del pensamiento humano, ya que se desvela una tradición simbólica conjunta que no discrimina naciones, razas ni credos.

A nivel práctico, también nos puede servir en nuestra búsqueda personal. A mí realmente me cambió la vida, y doy gracias a ello a Alejandro, quien dedicó toda su vida a una investigación muy rigurosa y científica en torno a las letras.

¿De qué nos sirven las letras en orden alfabético?

Una definición adecuada de la palabra “alfabeto” podría ser: “conjunto ordenado de letras utilizadas en la escritura de una determinada lengua”, ya que la misma formación léxica del vocablo “alfabeto”, y también de “abecedario”, tiene que ver con este orden. El término “alfabeto” proviene del griego alfábeton, derivado de las dos primeras letras griegas: Alfa y Beta, que provienen a su vez de las cananeas Aleph y Beth. Por otro lado, el término “abecedario” proviene del latín abecedarium, a su vez derivado del nombre de sus primeras letras: “a” (a), “b” (be), “c” (ce) y “d” (de).

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Con el estudio de los alfabetos se comprueba que hay una tendencia muy conservadora de preservar las letras en una posición muy concreta y las alteraciones más importantes se producen después de mucho tiempo. Por ejemplo, los etruscos no usaron nunca todas las letras de su alfabeto en sus escritos, pero cuando lo utilizaban con intenciones decorativas, sí las utilizan.

La norma general es poner una letra nueva al lado de la que deriva. Y en el caso de que alguna desaparezca, poner otra en su lugar para no alterar el orden; otra tendencia es colocar las letras nuevas al final del alfabeto.

Nosotros escribimos con las letras latinas y contamos con los números arábicos, pero en hebrero y griego las letras también tienen función numérica, es decir, la A (Aleph o Alfa) es a la vez la letra A y el número 1, la B (Beth o Beta) es la letra B y el número 2, etc. Por tanto, las letras tienen un orden interno muy contundente. En el estudio de las letras hemos utilizado el alfabeto latino, el que usamos normalmente.

¿Qué piensas de la evolución de las letras o palabras en el moderno uso de las redes sociales?

No soy lingüista, pero es de todos conocido que el lenguaje evoluciona y se adapta a las nuevas necesidades y manifestaciones culturales. Dicho esto, creo que la inmediatez que nos exigen las redes sociales nos ha llevado a acortar las palabras, a escribir con tres consonantes para decir algo de manera rápida, por ejemplo, dnd es de nada, prq, es porque o por qué, la k reemplaza a la q y la X es la palabra por… y así hay cientos de ejemplos. No hablaré del empobrecimiento del lenguaje, que es obvio, sino de como estos usos nos alejan cada vez más de la profundidad. Es como una desconexión, en este aspecto, de lo fundamental, para ir tras lo práctico, lo rápido y aquello que nos ahorre pensar.

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