Se retira Orlando Ortega, plata en Río 2016: “El sufrimiento tiene un límite”

Atletismo

Lesionado de nuevo, el plusmarquista español de 110m vallas clausura su carrera a los 34 años para centrarse en su recorrido como técnico en Doha

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Orlando Ortega, en el Mundial de Londres del 2017, donde fue séptimo. 

AP

“El sufrimiento tiene un límite”, proclama Orlando Ortega (34), y así dicta el punto y final a una crónica de final anunciado. 

El plusmarquista español de los 110m vallas lleva años en un sí pero no, forzando cada paso, cada intentona, mientras contempla cómo vuela el tiempo y, a su alrededor, se multiplican los rivales: por aquí van pasando nuevas generaciones, gente como Asier Martínez, Quique Llopis y el sobrevenido Abel Jordán, vallistas españoles casi tan buenos como él mismo, como Orlando Ortega, y el hombre les ve llegar, crecer y triunfar mientras sueña con enfrentarse a ellos pero nada, que no hay manera.

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Y hasta aquí.

Este mediodía, comunicándose desde Doha, donde vive y entrena a un ramillete de atletas, Orlando Ortega ha confirmado que “esto es todo, amigos”.

-El sufrimiento tiene un límite, no siempre se puede poner la salud en juego. Una nueva lesión adelanta lo que ya era un objetivo en mi cabeza, retirarme en la pista al 100%. Lamentablemente no pudo ser, pero me quedo con la satisfacción de haberlo intentado -ha escrito en su cuenta de Instagram.

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Todo ha sido excesivo en la deriva de Orlando Ortega, empezando por su deserción del equipo cubano, durante los Mundiales de Moscú del 2013 -había abandonado el hotel de concentración por la puerta de atrás; semanas más tarde aparecía en Valencia y luego en Guadalajara y tras él, su padre, Orlando, técnico de la escuela de vallistas de Cuba-, pasando por su plata como español en los Juegos de Río 2016 y el bronce en los Mundiales de Doha 2019, y terminando por el abanico de lesiones que poco a poco, gota malaya, han ido mermándole en los últimos seis años.

Una luxación en un pie, y luego la rotura de un isquiotibial, y otra rotura, el tendón del recto anterior, y vuelta a empezar. 

Volvía a verse en la camilla del fisioterapeuta, incluso en el quirófano. Y los compromisos internacionales iban esfumándose mientras surgían Grant Holloway, Aries Merritt, Devon Allen o Hansle Parchment, y allí donde Orlando Ortega había estado y quería volver a estar -reuniones de la Diamond League, Juegos Olímpicos, Mundiales, Europeos...- ya no había manera de llegar.

Todo lo ha intentado en este tiempo: gimnasio, fortalecimiento de las zonas más débiles, los cuádriceps, los isquiotibiales, las partes que pasaban factura. En manos de los fisioterapeutas, se ha entregado a la paciencia. Se ha ido a Chipre y finalmente, a Doha.

Ya no sirve, el cuerpo no da más de sí.

¿Recuperar sus 13s04, su plusmarca española?

Una utopía. 

Así lo veía ya ahora, reconvertido en un técnico maduro con contrato como entrenador de vallistas cataríes, también en un padre de familia.

El sufrimiento tiene un límite, no siempre se puede poner la salud en juego. Una nueva lesión adelanta lo que ya era un objetivo en mi cabeza, retirarme en la pista al 100%”

Orlando OrtegaAtleta

-Mi amor por este deporte es tan grande que sería capaz de sacrificar mi vida entera, pero no puedo seguir siendo egoísta ni conmigo mismo, ni con mi familia, que también ha sacrificado mucho en busca de mi sueño, un sueño que ya he cumplido con creces pero las ganas de seguir no me dejaban darme cuenta de ello. He aprendido lo suficiente como para entender que, a pesar de haber sido por una lesión, este es el mejor momento para decir ADIÓS.

(Y escribe el adiós con mayúsculas, con énfasis; lo que no concreta son los términos de su lesión actual).

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Orlando Ortega muestra su bronce en los Mundiales de Doha 2019 

AFP

-Mentiría si dijera que no es el momento más difícil y doloroso de mi carrera deportiva pero todo pasa por algo, todo llega y todo termina. Lo único que quedará ahí por siempre es todo lo que hemos logrado. Me llena de orgullo pensar que, de tantos atletas que hay en el mundo, me tocó a mí la dicha de disfrutar de una carrera deportiva tan grande como la que he vivido.

Además de la medalla en Brasil, logró el bronce en los Mundiales de Doha 2019 y en los Europeos de Berlín 2018

Confiesa que le debe mucho al atletismo español, aunque el agradecimiento es mutuo. 

Su estupenda aparición en Guadalajara, en el 2013, había disparado las ilusiones de los federativos españoles, fascinados ante el hecho de contar, de sopetón, con un especialista de primera magnitud, de apenas 22 años, listo para alinearse entre los mejores especialistas del mundo: un buen regalo.

En contraprestación, Orlando Ortega les entregaría el podio olímpico del 2016 y el podio mundial del 2019, cuando vivía entre Guadalajara y Madrid, entrenándose bajo el paraguas de su padre, con quien convivía, mientras el resto de la familia, asombrada, contemplaba sus proezas desde Cuba.

-He luchado con pasión, al igual que ahora miro al futuro con la misma intensidad e ilusión. La leyenda continúa aunque la historia de mi carrera deportiva se escriba en otro capítulo.

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