La leucemia mieloide aguda (LMA), el tipo más prevalente en la población adulta, sigue siendo uno de los cánceres más devastadores y letales. La quimioterapia es la primera línea de tratamiento para las personas que la padecen, a pesar de tener efectos adversos relevantes, como la fatiga, la infertilidad o la pérdida del cabello. Además, no todos los pacientes responden al tratamiento. A pesar de los muchos esfuerzos que se llevan a cabo en este campo, la tasa de supervivencia a los cinco años es inferior al 30%. Un equipo del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras, liderado por Marcus Buschbeck, busca desarrollar tratamientos más efectivos e identificar nuevas dianas farmacológicas en la LMA.
El entorno de la cromatina es de suma importancia en el desarrollo de la LMA. Por ello, el equipo estudia cómo puede verse afectado por los cambios epigenéticos. Las células leucémicas también sufren cambios epigenéticos, lo que las lleva a un estado en el que pueden reproducirse más rápidamente y se vuelven más similares a las células madre. “Hemos descubierto que la pérdida de una proteína específica en la cromatina hace que este proceso se revierta, lo cual provoca la eliminación de las células leucémicas”, explica Buschbeck. Lo que más llama la atención a los investigadores es que las células sanas no parecen verse afectadas por la pérdida de esa proteína, por lo que es una diana farmacológica “interesante”.
El grupo de Buschbeck ha desarrollado un innovador método celular para identificar moléculas que provocan la pérdida de esa proteína. Las células reaccionan a la eliminación de la proteína y se vuelven fluorescentes. Cuanto mayor es la fluorescencia, más eficaz es la molécula. Con todo este conocimiento acumulado, va a iniciar el desarrollo de un nuevo fármaco que puede probarse solo o en combinación con los tratamientos estándar de referencia actuales. Si resulta eficaz, mejorará los resultados del tratamiento y, por consiguiente, la calidad de vida de los pacientes.
Declaración de transparencia: Esta investigación está financiada por la Fundación “la Caixa”, entidad que apoya el canal de información científica Big Vang.