Cinco lugares de Barcelona donde todo es matcha

Beber

Cada vez abren más locales especializados en el té verde molido, la ancestral bebida japonesa de moda en todo el mundo

La calle de Tokio donde van todos los cocineros

Local de Matcha Crew, te matcha

Ubicado a pocos minutos de la Sagrada Familia, Matcha Crew es popular tanto entre los vecinos del barrio como entre turistas

Ana Jiménez

Hay algo hipnótico en el color del matcha, en su verde intenso que parece prometer calma y energía a la vez. La bebida tan presente en Instagram y menús de brunch, nació hace siglos en la penumbra de los templos, acompañado por el susurro del agua tibia y el roce de la brocha de bambú sobre el polvo verde.

Muchos piensan que el matcha tiene raíces japonesas. En realidad, su historia comienza entre los siglos VII y X, en China, cuando las hojas de té se cocían al vapor y se prensaban en bloques para facilitar su transporte. Con el tiempo, la preparación del té se perfeccionó; fue entonces cuando el monje nipón Eisai, conocido hoy como el padre del té japonés, viajó a China, donde descubrió el arte de moler las hojas de té. En 1191 regresó a Japón con semillas y el secreto del matcha. Las plantó en un templo de Kioto, y hasta hoy es allí donde crecen las mejores hojas de té del país. Escribió un tratado que popularizó la costumbre de beber té.

En nuestros días, con el auge del turismo en Japón y la moda del matcha en Europa y Estados Unidos, la demanda se ha disparado. En algunas cafeterías japonesas se han visto obligados a limitar la venta a una bebida por persona y las compañías de té han empezado a priorizar a sus clientes habituales ante la escasez. La cosecha de 2025 le dará un respiro al mercado, pero no solucionará el problema de fondo: el consumo de matcha alcanzó un récord histórico el año pasado.

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