Loading...

¿Por qué te sabe mal la comida cuando estás enfermo? Una ingeniera en alimentos responde

Salud

Al tener la nariz congestionada no percibimos con tanta intensidad las moléculas que interactúan con el nervio olfativo

Por qué la sopa de pollo ayuda a combatir los resfriados, según un experto en nutrición

La culpa la tienen la congestión nasal y la sequedad bucal.

Instagram @ingdetusalimentos

Estar enfermo no es plato de buen gusto para nadie. Además, literalmente, porque cuando enfermamos es habitual que la comida nos sepa peor o incluso que no nos sepa a nada en absoluto. Una auténtica frustración cuando no puedes apreciar el gusto de esa sopa reconstituyente que te preparas con la esperanza de que te haga sentir mejor.

Aunque es bien sabido que la comida suele sabernos peor cuando nos ponemos malos, lo que no es tan conocido es el motivo por la cual esto sucede. La lógica nos lleva a atribuirlo a tener la nariz taponada por la congestión y, si bien esto es cierto, la ingeniera en alimentos Mariana Zapién ha explicado de forma más detallada en su perfil de Instagram (@ingdetusalimentos, con más de 620 mil seguidores) por qué los alimentos saben mal cuando enfermamos.

¿Por qué la comida sabe mal cuando te pones malo?

La experta comienza señalando que cuando consumimos alimentos percibimos el sabor gracias a dos de nuestros sentidos: el gusto y el olfato, los cuales están estrechamente relacionados a la hora de percibir los sabores. “Una gran proporción de los sabores que percibimos es gracias a que los alimentos tienen compuestos volátiles capaces de llegar a la nariz e interactuar con el nervio olfatorio, mandando señales al cerebro al mismo tiempo que nuestras papilas gustativas detectan gustos básicos como el salado, ácido, dulce y umami”, expone la especialista.

Sin embargo, indica que cuando estamos enfermos nuestra nariz está congestionada, lo que imposibilita el paso de esas moléculas de los alimentos que contribuyen al sabor. La experta ejemplifica que al comer una fresa estando enfermo solo podríamos apreciar el sabor dulce y ácido gracias a las papilas gustativas, pero los compuestos aromáticos de esta no llegarían con tanta intensidad a la nariz, “haciendo que el sabor en general se perciba más débil”, insiste.

Por otro lado, apunta que al estar enfermos podemos deshidratarnos fácilmente y tener la boca seca, lo cual provoca que “no haya la saliva suficiente para disolver los compuestos de los alimentos, haciendo que no lleguen a interactuar tan fácilmente con las papilas gustativas, haciendo que la experiencia de sabor en general sea muy débil”, concluye.

Lee también

Afortunadamente, se trata de una situación pasajera y, conforme vamos recuperándonos de la gripe, catarro, resfriado, o la enfermedad que esté afectando a nuestro gusto, también mejora nuestra percepción de los sabores para poder disfrutar de nuevo sin inconvenientes de los sabores de nuestros alimentos favoritos.