Durante mucho tiempo relegado al universo del marketing cosmético, el colágeno ha vuelto a ponerse en el centro de la conversación científica y médica. Ya no se trata solo de una promesa de belleza en frascos con sabor a frutas del bosque, vainilla o chocolate, sino que sus beneficios podrían ir más allá de la cosmética y extenderse también a la salud ósea y muscular.
Hoy en día, el mercado de la suplementación con colágeno crece exponencialmente cada año que pasa. Según un estudio de la compañía de investigación de mercados Mordor Intelligence, el tamaño del mercado de suplementos de colágeno se estima en 5,94 mil millones de dólares en 2024 y se espera que alcance los 8,59 mil millones de dólares en 2029, creciendo a una tasa compuesta anual del 7,66% durante el período previsto (2024-2029). Según apunta este informe, teniendo en cuenta que según los datos demográficos de la ONU, uno de cada cuatro europeos tiene ya 60 años o más, el deseo de prevenir los efectos del envejecimiento afecta a un porcentaje cada vez mayor de la población. En países como Estados Unidos, además, la población trata cada vez más de reducir la inversión en gastos médicos, y una vía para conseguirlo podría ser la suplementación en general y el colágeno en particular.
Según Mordor Intelligence
El mercado de suplementos de colágeno alcanzará los 8,59 mil millones de dólares en 2029
Pese a todo, conviene ser cautelosos con el auge de los suplementos alimenticios, una industria que vive su mejor momento en los últimos años, ya que no todo lo que se vende funciona y el mercado está repleto de promesas sin respaldo, en un contexto donde el bienestar se ha convertido también en un filón comercial. Según el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), un organismo dependiente del Gobierno de México, si bien existen estudios que corroboran la efectividad de los suplementos de colágeno a la hora de mejorar la elasticidad de la piel y salud de las articulaciones, por el momento la evidencia es escasa. “Varios de los estudios que se han realizado han sido patrocinados por las mismas empresas que fabrican y comercializan estos suplementos. No obstante, hasta la fecha, no se han reportado efectos secundarios negativos derivados de su consumo”.
Coincide con este organismo el profesor del departamento de Dermatología de la Universidad del País Vasco, Aitor de Vicente Aguirre. En un artículo publicado en The Conversation, el profesor apunta que “el primer problema para valorar su verdadera eficacia es que la mayoría de compuestos comerciales combinan vitaminas, minerales, antioxidantes, coenzima Q10, ácido hialurónico o sulfato de condroitina, pero los beneficios se atribuyen sólo al colágeno”. De Vicente Aguirre alerta, asimismo, de que “la promoción de esos productos en redes sociales también se ha disparado. Muchos divulgadores –en su mayoría no sanitarios y sin datos científicos contrastados– no solo han alabado sus beneficios reales, sino que también han atribuido al colágeno virtudes difíciles de contrastar (o directamente falaces). Así, por ejemplo, se afirma que mejora la calidad del sueño y el estado de ánimo, que combate la acidez de estómago y la artritis, que previene el alzhéimer o que tiene efectos protectores en la salud cardiovascular y gastrointestinal. Si la difusión de esas propiedades evita que los consumidores sean tratados con medicamentos apropiados para sus dolencias, puede suponer un peligro para la salud de esas personas”, concluye.

La toma diaria recomendada, según ambos expertos, se sitúa en torno a los 10 gramos diarios de colágeno hidrolizado
“El colágeno es la estructura principal de la piel”, afirma, por su parte, el doctor Alberto Pérez Espadero, cirujano plástico y codirector de la clínica ALOVA, en Valencia. “En la piel tenemos colágeno tipo I y tipo III. De hecho, hasta el 75% de su peso está compuesto por esta proteína. Con el paso de los años, ese colágeno va desapareciendo. A partir de los 25 años, su producción comienza a disminuir de forma progresiva, lo que explica la aparición de arrugas y la pérdida de firmeza”. En este contexto, la suplementación con colágeno hidrolizado podría tener un efecto beneficioso, siempre que se utilicen las formulaciones adecuadas. “El colágeno es una molécula muy grande. Si se toma tal cual, no se absorbe. Debe pasar por un proceso de hidrólisis que lo rompa en péptidos y aminoácidos para que el cuerpo pueda utilizarlos”, explica Pérez Espadera.
Por su parte, la farmacéutica Anna Llorens, portavoz de la junta de AFEPADI (Asociación Española de Complementos Alimenticios), coincide en este punto. “El colágeno es una macroproteína de difícil absorción. Lo que se consigue con la hidrólisis es ofrecer al organismo bloques más pequeños y biodisponibles, como si fueran ladrillos de construcción. Una vez absorbidos por el intestino, se redistribuyen por todo el cuerpo y cada célula, según sus genes y necesidades, reorganiza esas piezas para fabricar su propio colágeno, del que hay hasta 27 tipos en el cuerpo”.
En términos dietéticos, la ingesta natural de colágeno ha descendido notablemente en la alimentación moderna. “Antes se consumía más caldo de huesos, patas de cerdo o gelatina natural. Hoy, esas fuentes son residuales. Por eso los suplementos han ganado espacio, no solo como apoyo estético, sino también como complemento nutricional cuando la dieta es pobre en proteínas estructurales”, señala Llorens.
La toma diaria recomendada, según ambos expertos, se sitúa en torno a los 10 gramos diarios de colágeno hidrolizado. En polvo, esa cantidad es fácilmente alcanzable con un solo cacito. En formato comprimido, en cambio, puede requerir varios cápsulas diarias, algo que muchas personas desconocen. “No basta con mirar el ingrediente: hay que fijarse también en la dosis efectiva”, advierte la farmacéutica, quien recuerda que sus efectos suelen empezar a notarse a partir de las 10-12 semanas de consumo regular.
Pérez Espadero, por su parte, insiste en que no se trata de una solución mágica. “No vamos a conseguir una piel de bebé con un solo bote, pero sí se puede mejorar visiblemente la estructura de la piel con una toma continuada. Los efectos se empiezan a notar en torno a las 12 semanas y se consolidan si se mantiene el tratamiento en el tiempo. Es compatible con cualquier rutina de cuidado de la piel, como el uso de retinoides, protección solar o hidratación tópica. Y es totalmente seguro como suplemento prolongado”, indica.
No vamos a conseguir una piel de bebé con un solo bote, pero sí se puede mejorar visiblemente la estructura de la piel con una toma continuada”
Es conveniente recordar que el colágeno actúa de forma sistémica, por lo que sus beneficios no se limitarían solo a la piel. También favorecería el mantenimiento de tendones, cartílagos y huesos, y podría contribuir a la fijación del calcio. “Tiene una utilidad real en pacientes que se van a someter a intervenciones quirúrgicas”, añade Pérez Espadero. “En cirugía estética o reparadora, conviene iniciar la toma de colágeno dos semanas antes, y si se mantiene durante 8 a 10 semanas después puede mejorar la calidad de la cicatrización. Los estudios más sólidos se han hecho en quemaduras, donde la piel necesita rehacerse desde cero”.
Respecto a las contraindicaciones, ambos expertos coinciden en que son mínimas. El colágeno, al ser una proteína natural, no deja residuos tóxicos en el organismo. No obstante, Llorens advierte de que hay que tener precaución en personas con patologías específicas. “Aquellos con insuficiencia renal o restricciones médicas en la ingesta de proteínas deben consultar a su especialista”, afirma la experta, quien recomienda, en cualquier caso, consultar con un profesional de la salud antes de iniciar la ingesta de este o cualquier otro suplemento.
Múltiples beneficios
El colágeno actúa a nivel sistémico, beneficiando no solo la piel, sino también tendones, cartílagos, huesos y la fijación del calcio
Por su parte, Pérez Espadero recomienda escoger el formato que sea más cómodo para cada persona, ya sea en polvo o bebible, pero insiste en que sea “una fórmula que no contenga edulcorantes, que a la larga podrían dañar la salud intestinal”. En el caso de escoger cápsulas, es importante asegurarse de estar consumiendo los 10 g diarios que recomienda la OMS. Teniendo en cuenta que cada cápsula suele contener 1 g de colágeno, acaba resultando un formato poco práctico para los consumidores.
En conclusión, si bien los efectos del colágeno son prometedores y las contraindicaciones prácticamente inexistentes, de momento hacen falta estudios más rigurosos para determinar su utilidad real. Según el profesor De Vicente Aguirre, “podemos concluir que en la actualidad medidas como la fotoprotección con filtros solares o el uso de retinoides (derivados de la vitamina A) siguen siendo más eficaces y rentables en la prevención y reducción de los signos prematuros del envejecimiento que el consumo de colágeno hidrolizado”.