Lo que empezó como un simple trabajo de investigación en el instituto (Treball de Recerca), con un alambique de apenas 10 litros y mucha curiosidad, se ha convertido en una de las ginebras artesanales más prometedoras de Catalunya. Sa Tuna Gin, creada por tres amigos de la Costa Brava —Ferran Monfort, David Río y Arnau Viusà—, nació como una idea casi juvenil: embotellar la esencia de su tierra.
Hoy, esa idea se traduce en una empresa consolidada, presente en más de 150 puntos de venta y más de 250 restaurantes, incluidos algunos con estrella Michelin.

Una de las botellas de la empresa
De las aulas al mercado
“Cuando estábamos trabajando como camareros descubrimos nuestro interés por los vinos y licores y pensamos: ¿por qué no intentar hacer nuestra propia ginebra?”, recuerda Ferran Monfort. Lo que en principio parecía una ocurrencia de adolescentes, se convirtió en un proyecto académico que sorprendió al jurado del instituto. Tanto, que no pusieron ninguna traba a pesar de que ellos todavía eran menores de edad.
El salto al mundo real llegó pronto. En los restaurantes donde trabajaban, comenzaron a ofrecer discretamente su creación a sommeliers y restauradores. “Sus reacciones fueron tan positivas que nos animamos a profesionalizar el proyecto”, explica Monfort. En 2022 embotellaron sus primeras unidades comerciales y, desde entonces, la curva de crecimiento no ha hecho más que dispararse.

Los fundadores de Sa Tuna Gin con los hermanos Roca
El alma de la Costa Brava, dentro de una botella
La clave del éxito de Sa Tuna Gin no solo está en el sabor. Sus creadores han hecho de la identidad y el territorio una pieza central de la marca. Elaborada en alambique de cobre y con 15 botánicos seleccionados, la ginebra va más allá y quiere ser un homenaje a la Costa Brava.
“El nombre y el diseño de la botella son un guiño a la cala de Sa Tuna y a la tradición marinera. Cada etiqueta se coloca a mano, con referencias a embarcaciones típicas y al relieve de la costa. Queremos que cada botella transmita no solo el sabor, sino también la historia y el paisaje que nos inspiran”, detalla Monfort.

Dos botellas de la marca jugando con elementos de la Costa Brava
De Mas Sorrer a Bonpreu y los Michelin
El primer cliente fue Mas Sorrer, un restaurante donde ellos mismos habían trabajado como camareros. “Fue un acuerdo muy personal, que nos dio el impulso inicial”, explican. Pero el gran salto llegó con su entrada en Bonpreu, que les permitió escalar y consolidar el proyecto. Hoy, Sa Tuna Gin se sirve en restaurantes de prestigio como El Celler de Can Roca y Via Veneto, y se ha dejado ver en festivales como Cap Roig, Summer Fest o Nits de Barcelona.
Nuevas referencias y expansión. Tras el éxito de su primer producto, en 2025 han ampliado la gama con dos nuevas referencias: Sa Tuna Dry, de perfil clásico y herbal, y Sa Tuna 25, una gin rosa de notas afrutadas y dulces. “Queríamos ofrecer experiencias diferentes dentro del mismo espíritu mediterráneo”, explican sus creadores.
La acogida ha sido positiva, especialmente en locales de la Costa Brava, consolidando la marca como una opción versátil que atrae a distintos públicos.
Juventud y ambición
Su juventud, lejos de ser un obstáculo, se ha convertido en un sello diferencial. “Ser jóvenes nos ha dado frescura, creatividad y ganas de experimentar. Aunque a veces también ha supuesto demostrar seriedad frente a competidores consolidados”, reconoce Monfort.
Los números avalan esa ambición. Tras facturar 60.000 € en 2024, prevén cerrar 2025 superando los 200.000 € y una producción de más de 30.000 botellas. A medio plazo, el objetivo es claro: consolidarse en Cataluña y España antes de dar el salto a la exportación. E incluso se plantean abrir camino hacia otras bebidas artesanales, como un ron mediterráneo.
Más que una bebida. Para ellos, Sa Tuna Gin no es solo una ginebra: es una forma de transmitir el estilo de vida mediterráneo, ligado a la cultura, la gastronomía y la música. “Probad Sa Tuna Gin porque no es solo una ginebra, es una experiencia que captura la esencia de la Costa Brava”, resume Monfort.
Y lo cierto es que, a la vista de su recorrido meteórico, parece que el espíritu de aquella cala gerundense ha encontrado en una botella de ginebra un vehículo perfecto para viajar mucho más lejos de lo que imaginaron en aquel trabajo de bachillerato.