El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones desafiantes o amenazantes. En pequeñas dosis, puede ser beneficioso, ayudándonos a mantenernos alerta y reaccionar rápidamente. Sin embargo, cuando se vuelve crónico o excesivo, su impacto en la salud física y mental puede ser profundo y dañino.
Antonio Valenzuela Canovaca es un fisioterapeuta español, experto en Psiconeuroinmunología Clínica y divulgador científico. Además de su labor como fisioterapeuta y autor, Antonio es un activo divulgador en plataformas digitales, donde comparte conocimientos sobre salud, bienestar y ciencia. En una reciente aparición en el canal de @hijosdelaresistencia, ha hablado sobre los efectos dañinos que puede tener el estrés sobre nuestro cuerpo.
El estrés al volante puede incrementar los riesgos de accidente
Cuidar el estrés es cuidar la vida
El estrés no es solo mental, afecta directamente al cuerpo. Puede ser la causa de muchas enfermedades y desgastar órganos vitales: “Tiene un desgaste a nivel corporal brutal, porque si lo traducimos a nivel de hormonas, estamos hablando de que tenemos adrenalina y cortisol, que nos sale por las orejas y eso son hormonas de lo urgente y no de lo importante. Es decir, no me va a importar nada la salud de tu cuerpo, voy a destrozar cualquier tejido propio de nuestro cuerpo para liberar combustible a la sangre y poner a tu cuerpo en modo defensivo”, empieza diciendo Antonio.
Una breve pausa viendo los árboles en mitad de la jornada, puede reducir cantidades ingentes de estrés
Vivir con estrés constante es como conducir sin cambiar de marcha. Se acelera el desgaste del organismo hasta llegar al colapso: “No vamos a avanzar, vamos a ir lentos pero vamos a ir tremendamente acelerados y vamos a quemar el motor. Exactamente es lo que le ocurre a nuestro corazón. Por ese influjo constante del estrés, está sufriendo mucho”, explica.
Un hombre estresado mientras teletrabaja
El corazón sufre especialmente. Necesita energía estable, pero el estrés lo obliga a trabajar con un metabolismo ineficiente, lo que lo debilita: “Imagínate si el músculo que obligatoriamente tiene que ser aeróbico al final peta porque no puede suplir la cantidad de energía que necesita y es nada más y nada menos, por ese cortisol y adrenalina crónicos en sangre, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos”, señala.
Si no se controla el estrés, el cuerpo paga el precio. Es esencial reducirlo para evitar daños irreversibles en la salud. El estrés forma parte de la vida, pero no debemos permitir que nos controle. Escuchar a nuestro cuerpo y gestionar el estrés de manera saludable no solo mejora nuestra calidad de vida, sino que también nos protege de enfermedades a largo plazo. Aprender a equilibrar nuestras emociones y cuidar nuestra salud mental es un paso esencial para el bienestar integral.

