El estoicismo, una filosofía nacida en la Antigua Grecia, sigue siendo una herramienta poderosa para el bienestar del ser humano en la actualidad. En un mundo marcado por la incertidumbre, el estrés y la constante avalancha de información, sus principios ofrecen una guía clara para encontrar equilibrio y paz interior.
Jorge Freire es un filósofo, ensayista y articulista español reconocido por su capacidad para conectar la filosofía clásica con los desafíos contemporáneos. Su obra se centra en explorar temas como la impaciencia moderna, la formación del carácter y la búsqueda de la felicidad, a menudo recurriendo a las enseñanzas del estoicismo. En su libro “Felices como estoicos”, nos explica cómo podemos lograr ser más felices gracias a su práctica.

Antigua Atenas, lugar donde tuvo sus inicios el estoicismo
Podemos aprender tres grandes lecciones
Control. Los estoicos creían que la felicidad se basaba en el autocontrol y la razón. La clave era diferenciar entre aquello que podemos controlar y aquello que no, para poder dirigir nuestro foco de atención hacia aquello que realmente dependa de nosotros. Freire incide en que esta manera de pensar puede mejorar la forma en la que superamos los obstáculos del día a día.

Clase de estoicismo en la Universitat Popular de València
Disfruta del presente. Las redes sociales de hoy en día son eficaces para mantenernos conectados pese a la distancia pero pueden debilitar nuestra capacidad de disfrutar del presente. Para ello debemos moderar su consumo y apagar el teléfono cuando estamos disfrutando de algo: “Quien vive consagrado a la actualidad se da cuenta al final de que el tiempo se le escurre entre los dedos”, comenta Freire en el libro.
Fortalece el carácter. Para los estoicos, el verdadero bienestar no dependía de las circunstancias externas, sino de la manera en la que cada persona responde ante ellas: “Buscar la felicidad fuera no tiene sentido, es mejor forjar y acrisolar el carácter”, señala Freire.

Pareja feliz en la tercera edad
Comprende la sabiduría como una meta. El estoicismo nos enseña a dominarnos nosotros mismos y a forjar nuestro propio carácter, solo así se alcanza la virtud. Para los estoicos, la virtud representa el bien supremo y la única condición necesaria para tener una vida plena y feliz con cuatro pilares básicos: el coraje, la templanza, la justicia y la sabiduría.