Tener una vida aparentemente estable, con trabajo, relaciones afectivas, salud y logros visibles, no siempre es sinónimo de bienestar emocional. Cada vez más personas acuden a consulta psicológica con una pregunta que, según la psicóloga Ángela Fernández, se repite constantemente: “¿Por qué no estoy bien si lo tengo todo?”.
En uno de sus últimos vídeos en redes sociales, Fernández analiza esta sensación de vacío emocional que muchas personas experimentan a pesar de tener lo que desde fuera podría considerarse “una vida ideal”. Y su respuesta tiene más que ver con lo que ocurre dentro del cuerpo y la mente que con lo que se ve desde fuera.
Supervivencia en piloto automático
“Probablemente tu sistema nervioso está en modo supervivencia”, explica Ángela Fernández. Este estado puede estar provocado por estrés crónico, traumas no resueltos o vivencias que han sido reprimidas y que aún permanecen activas en nuestro interior. Según la psicóloga, estos factores, lejos de desaparecer por sí solos, se quedan en el cuerpo y terminan manifestándose en forma de ansiedad, apatía o sensación de vacío.
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Incluso aunque la persona tenga “muchísimas cosas muy buenas a su alrededor”, estas pueden dejar de ser suficientes cuando el sistema emocional está saturado o desconectado.
La evitación emocional: un obstáculo común. Otra de las causas que Fernández identifica como frecuente en este tipo de malestar es la evitación sistemática de emociones como la tristeza o el malestar. “Cuando evitas conectar con cualquier ápice de tristeza, esas emociones te van a perseguir y van a gritar para que las escuches”, señala. Es decir, ignorar lo que duele no lo elimina; solo lo posterga, y con ello se intensifica.
Una mujer se muestra triste mientras conversa por teléfono
Vivir en modo “tengo que”. La psicóloga también advierte sobre un estilo de vida marcado por las obligaciones, las exigencias y la autoexigencia. Vivir atrapado en el “tengo que” o en el “debería” puede provocar que la persona se desconecte por completo de lo que realmente quiere o necesita. Esta desconexión impide disfrutar del presente y convierte la vida en una carrera constante hacia un bienestar que nunca llega.
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Escucha tu cuerpo, tu mente y tus emociones
El mensaje principal de Ángela Fernández es claro: “Si tu cuerpo y tu mente te están hablando, escúchales”. Cuando el cuerpo lanza señales de agotamiento, tristeza o desmotivación, no es casualidad. Son llamadas de atención que necesitan ser escuchadas, atendidas y comprendidas.
“Si te mandan esos mensajes es porque probablemente tienen algo muy importante que decirte”, insiste. Y es precisamente ese el primer paso para comenzar a sanar: prestar atención a las emociones que surgen, en lugar de evitarlas o minimizarlas.
