Después de una jornada agotadora, es comprensible que lo último que apetezca sea preparar una cena saludable. Pero esa costumbre de recurrir a lo rápido y reconfortante puede tener consecuencias para nuestra salud si se repite noche tras noche. Así lo advierte el doctor Manuel Viso, médico especializado en urgencias y divulgador sanitario, que ha señalado en sus redes sociales tres cenas que jamás incluiría en su rutina nocturna.
“Un plato de patatas fritas con carne frita. Un plato de espaguetis con tomate y queso rallado. Leche con cacao azucarado y mojar galletas”. Tres elecciones comunes, sencillas y hasta nostálgicas, pero que según este experto deberían pasar a la categoría de “capricho ocasional” en lugar de convertirse en costumbre.
Cena 1: Patatas fritas con carne frita
El primer plato que menciona Viso puede parecer una opción contundente para reponer energías, pero esconde varios problemas nutricionales. “Sodio en exceso, aceites refinados, almidón y acrilamida”, enumera el médico en otro de sus vídeos. Esta última es una sustancia que puede formarse al freír ciertos alimentos ricos en almidón y que ha sido relacionada con efectos negativos en la salud, incluyendo un posible riesgo cancerígeno.
Además, tanto las patatas como la carne pierden gran parte de su valor nutricional al ser fritas, lo que convierte esta combinación en un cóctel poco recomendable antes de dormir.
Patatas fritas con carne rebozada
Cena 2: Espaguetis con tomate y queso rallado
Puede parecer una opción más ligera y “mediterránea”, pero el doctor Viso advierte que este plato también presenta riesgos si no se prepara con criterio. La pasta blanca tiene un bajo aporte de fibra y saciedad, el tomate frito industrial suele incluir azúcares y aditivos, y muchos quesos rallados del supermercado “ni siquiera son queso real”.
El resultado es una cena rica en carbohidratos simples y grasas saturadas, que no ayuda ni a la digestión ni al descanso nocturno.
Espaguetis con tomate
Cena 3: Leche con cacao y galletas
Una imagen clásica de la infancia, pero nutricionalmente desaconsejada. “Está repleto de azúcares y carece de los nutrientes que una cena completa debería ofrecer”, resume Viso. El problema está tanto en el cacao azucarado como en las galletas industriales, que suelen tener harinas refinadas, azúcares añadidos y grasas de baja calidad.
Aunque no es necesario eliminar esta combinación por completo, el especialista insiste en que debe quedar como algo muy esporádico.
Leche con galletas
El peligro de la rutina. Para el doctor Viso, el mayor problema no es consumir estos platos de forma puntual, sino que se conviertan en parte habitual del menú semanal. La falta de tiempo, el cansancio o la pereza pueden llevar a repetir opciones rápidas que, a la larga, afectan a la salud digestiva, metabólica y cardiovascular.
La clave, según los expertos, está en encontrar un equilibrio: cenas sencillas pero equilibradas, con verduras, proteínas magras y grasas saludables, que además faciliten el descanso.