Sarah Alzugaray (@sarahalzugaray), reconocida coach emocional, figura pública y empresaria, ha compartido en redes una poderosa reflexión que cuestiona la idea de que el sufrimiento, por sí solo, nos convierte en personas más sabias.
Inspirándose en una frase atribuida a Sigmund Freud —”si realmente el sufrimiento diera lecciones, el mundo estaría poblado de sabios”—, Alzugaray subraya que el dolor no es un maestro infalible, sino una señal que solo puede guiarnos si estamos dispuestos a escucharla.
Sigmund Freud, padre del psicoanálisis
El dolor como señal, no como maestro automático
En sus palabras, “el dolor no tiene nada que enseñarle a quienes no encuentran el coraje y la fuerza para escuchar”. Para la coach, la clave está en la reflexión y la introspección: sin ellas, el sufrimiento se convierte en un ciclo repetitivo en el que volvemos a tropezar con las mismas piedras.
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“El sufrimiento sin reflexión solo nos arrastra hacia la repetición de los mismos errores”, advierte. Por eso, cada decepción, fracaso o golpe de la vida puede transformarse en una oportunidad de aprendizaje y evolución, pero únicamente si decidimos mirar hacia adentro y analizar qué nos quiere decir esa experiencia.
El equilibrio en el amor es algo que también evita sufrimiento.
La importancia de romper el ciclo. Alzugaray insiste en que muchas personas viven atrapadas en un patrón de dolor constante porque no han desarrollado la disposición para aprender de lo que les ocurre. El resultado es claro: seguir cometiendo los mismos errores una y otra vez.
“Como reza el dicho, el que no está dispuesto a aprender de sus errores, está condenado a repetirlos”, recuerda.
Un mensaje para quienes buscan cambiar
La reflexión de Sarah Alzugaray no busca romantizar el sufrimiento, sino animar a quienes lo experimentan a convertirlo en una herramienta de cambio real. Según la coach, la diferencia entre estancarse y evolucionar radica en la actitud con la que afrontamos el dolor: verlo como una simple herida o como una señal de que algo en nuestra vida necesita transformarse.
