El Dr. José Luis Marín López, psiquiatra y psicoterapeuta con más de cuatro décadas de experiencia, define la amnesia disociativa como una pérdida de recuerdos que se produce para proteger la mente de experiencias traumáticas. “Siempre que hay disociación hay trauma”, afirma.
Este fenómeno implica que la persona, aunque diga no recordar nada de una etapa concreta de su vida —por ejemplo, la infancia—, guarda esos recuerdos de forma inconsciente.

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El trauma que permanece aunque no se recuerde
Según Marín, la información de esas vivencias no desaparece, sino que queda “escindida” y apartada de la conciencia. Aun así, continúa activa en el cerebro e influye en el organismo, llegando incluso a activar el sistema psiconeuroendocrino inmunitario.
“Lo sabido impensado” es el término que utiliza el especialista para describir esta situación: el individuo lo sabe, pero no sabe cómo lo sabe, no puede pensarlo ni expresarlo en palabras.

La disociación hace que la persona desconecte de su cuerpo o de su entorno.
La disociación como mecanismo de defensa. El psiquiatra explica que la disociación es “uno de los mecanismos de defensa estrella” frente al trauma. Permite sobrevivir emocionalmente a eventos que, de ser plenamente recordados en ese momento, serían insoportables.
Sin embargo, con el paso del tiempo, esos recuerdos reprimidos pueden seguir afectando la salud mental y física si no se integran de manera adecuada.

José Luis Marín
Integrar el trauma para sanar
Marín destaca la importancia de la psicoterapia para poder reconectar con esos fragmentos perdidos de la memoria emocional. La meta no es forzar el recuerdo, sino integrarlo para que deje de operar de forma inconsciente y limitante.
“No es que no lo sepa, es que no sabe cómo lo sabe”, resume, recordando que la sanación requiere tiempo, acompañamiento profesional y un proceso de escucha profunda hacia uno mismo.