Rafael Santandreu, experto en salud mental: “Ni la niñez ni la adolescencia, la mejor etapa de la vida es cuando uno empieza a pensar bien y a dejar de quejarse”

Visto en Instagram 

El psicólogo defiende que la verdadera felicidad surge de la gratitud y de aprender a dejar atrás el hábito de la queja constante

Retrato Rafael Santandreu

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Rafaelsantandreu.es

Muchas personas creen que la felicidad quedó atrás, en los recuerdos de la infancia o de la juventud. La edad adulta, con sus obligaciones, suele vivirse como una etapa de carga y preocupaciones. Sin embargo, para el psicólogo Rafael Santandreu, esa visión es equivocada y nos aleja de lo realmente importante.

La trampa de la queja constante

El experto en salud mental afirma que el bienestar no depende de la edad ni de la etapa vital, sino de cómo decidimos pensar y relacionarnos con lo que nos rodea. “La mejor etapa de la vida de una persona es cuando empieza a pensar correctamente, a dejar de quejarse y apreciar las cosas increíbles, mágicas, incluso espirituales, que hay a tu alrededor en cada momento”, sostiene.

Captura de vídeo

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santandreurafael / Instagram

Para Santandreu, uno de los mayores obstáculos hacia la felicidad es el hábito de la queja. Aunque pueda parecer un desahogo puntual, lo cierto es que refuerza un bucle de negatividad que impacta en el estado de ánimo, el nivel de energía e incluso en las relaciones personales.

Queja

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Getty Images/iStockphoto

El psicólogo señala que identificar esos pensamientos y detenerlos a tiempo es clave para empezar a disfrutar de lo cotidiano. “Cuando decides hacer esto, te pones a hacerlo con toda intensidad y toda profundidad y empieza a hacer efecto en tu mente. Esa empieza a ser la mejor etapa de tu vida, mucho mejor, más feliz que cuando eras niño, cuando eras adolescente o cuando sea”, explica.

Rafael Santandreu, psicólogo:

Rafael Santandreu, psicólogo

Instagram / @santandreurafael

La gratitud como punto de partida

La alternativa a la queja es la gratitud. Apreciar lo que tenemos, aunque sea algo tan simple como nuestro cuerpo, la libertad o el hecho de estar vivos, transforma radicalmente nuestra forma de ver la vida. “Cuando dejas de quejarte, dramatizar y empiezas a valorar de verdad todo lo que tienes: tu cuerpo, tu libertad, tus seres queridos, el simple hecho de estar vivo. Ahí empieza la verdadera felicidad. Y lo mejor es que no depende de la edad. Puede empezar hoy mismo”, asegura.

Ejercicios sencillos, como agradecer cada mañana o disfrutar conscientemente de una conversación o de un paseo, son prácticas que ayudan a reforzar esa mentalidad y a abrir espacio para la satisfacción diaria.

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