Rafa Guerrero, experto en psicología infantil: “Evita los chantajes emocionales y las etiquetas a tus hijos porque no es respetuoso y les refuerza la idea de que hay algo erróneo en ellos”

Visto en TikTok 

El psicólogo ha desgranando los fallos más habituales que cometen los padres ante las rabietas infantiles y cómo sustituirlos por una gestión emocional más sana y efectiva.

Captura de vídeo

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@rafaguerreropsicologo / TikTok

Gestionar una rabieta o un momento de frustración intensa de un hijo es uno de los mayores desafíos de la crianza. En ese instante de desregulación emocional, es común que los padres y madres recurran a frases automáticas que, lejos de calmar la situación, pueden empeorarla y dañar la autoestima del niño. 

El psicólogo Rafa Guerrero, experto en desarrollo infantil, ha identificado los tres errores más frecuentes y los ha contrastado con herramientas basadas en la escucha y el respeto.

Rafa Guerrero, psicólogo

Rafa Guerrero, psicólogo

ANA ENCABO

Los 3 errores que debemos evitar según la psicología

A través de su popular cuenta de TikTok, Guerrero ha explicado de forma clara por qué estas tres reacciones instintivas son contraproducentes:

1. Pedirles que se calmen. El psicólogo es contundente: “Nunca en la historia de calmarse alguien se ha calmado al decirle que se calme”. Esta exigencia, hecha en un momento de alta carga emocional, no solo no funciona, sino que puede generar más frustración en el niño, que se siente incomprendido y presionado para hacer algo que no sabe cómo lograr.

2. Desviar su atención con distracciones. Estrategias como “Mira el perrito, qué bonito” pueden surtir un efecto temporal, pero Guerrero advierte que no ayudan al menor a conectar con lo que siente. Se pierde la oportunidad de que aprenda a identificar y gestionar esa emoción, que simplemente queda tapada por un estímulo externo.

3. El chantaje emocional y las etiquetas. Este es, quizás, el más dañino. Frases como “yo que pensé que eras un niño muy bueno” son profundamente desaconsejables. Según el experto, esta práctica “no es respetuosa y les refuerza la idea de que hay algo erróneo en ellos”. El niño internaliza que el amor o la valoración de sus padres están condicionados a su comportamiento, minando su seguridad.

Tiempo de calidad padres e hijos

Un padre habla con su hijo

Canva

5 estrategias respetuosas para guiar sus emociones

Frente a estos errores, Rafa Guerrero propone un abanico de herramientas prácticas y respetuosas que se centran en la conexión y la enseñanza:

  • Alfabetizar emociones: La primera acción es ayudarles a poner nombre a lo que sienten. “Eso que sientes se llama vergüenza”, “Sientes tristeza porque...”. El simple acto de nombrar la emoción reduce su intensidad y les dota de un vocabulario emocional crucial para su futuro.
  • Transmitir consuelo: Una mirada tranquila, un tono de voz amable o un gesto físico suave (como una mano en el hombro) modifican la química cerebral del niño. Este consuelo favorece la liberación de oxitocina, la hormona del bienestar, y reduce los niveles de cortisol, asociado al estrés.
Un padre trata de dar consuelo y apoyo a su hijo

Un padre trata de dar consuelo y apoyo a su hijo

  • Validar sin permitir: Guerrero hace una distinción crucial: validar una emoción no significa permitir un comportamiento inadecuado. Se trata de conectar con lo que el niño siente (“entiendo que estés enfadada”) para, acto seguido, redirigir la acción (“pero no puedes tirar los juguetes”). Es la base de la crianza respetuosa con límites claros.

  • Hablar menos y escuchar más: En plena tormenta emocional, un sermón largo solo aumenta la saturación sensorial del niño. Es más efectivo usar frases cortas y empáticas, y sobre todo, escuchar activamente lo que trata de expresar, aunque sea a gritos o llantos.

  • Presencia real y absoluta: Esto implica dejar a un lado el móvil y cualquier distracción para conectar de lleno con ellos en los momentos difíciles. Nuestra presencia tranquila y segura es el ancla que les devuelve a la calma. “Yo estoy contigo”, es un mensaje poderoso que transmite seguridad incondicional.

La próxima vez que un niño esté desregulado, en lugar de un “¡Cálmate!”, podemos probar con un “Veo que estás muy enfadado. Estoy aquí para cuando me necesites”. Este pequeño cambio de enfoque, como explica Rafa Guerrero, no solo resuelve la situación presente, sino que le enseña a gestionar sus emociones de por vida.

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