Irene Rom, psicóloga, sobre el peso emocional de las tradiciones navideñas: “Si no te apetece fingir estar feliz, está bien”

Salud mental

La especialista advierte sobre la importancia que concedemos a las reuniones familiares y eventos que nos incomodan por encima de nuestro propio bienestar

¿Te sientes solo en Navidad?

¿Te sientes solo en Navidad?

Terceros

“¿Por qué tenemos tan asumido que las tradiciones están por encima de nuestra salud mental?”. Probablemente es lo que se preguntan varios millones de personas en todo el mundo en estos momentos, mientras ven cómo las luces navideñas van ganando terreno en las calles. Irene Rom Loyola, psicóloga, llama la atención sobre esta cuestión en uno de sus últimos vídeos en TikTok, pues apenas se habla de esta problemática que cada año afecta a tantas personas.

Apenas quedan unos pocos días para Navidad, pero a pesar de la alegría y la familiaridad que envuelven estas fechas tan señaladas, hay quien haría lo que fuese por no tener que cumplir con las tradiciones propias de estos días. Ir a cenar con la familia, quedarse de sobremesa, visitar a otros familiares a los que nunca ves, comidas con compañeros de trabajo, tomar algo con amigos… La expectativa cultural de “tener que estar feliz” puede generar ansiedad, especialmente cuando el entorno exige mostrar armonía o entusiasmo que no coinciden con el estado emocional real.

Irene Rom: “Las Navidades se pueden vivir de múltiples formas y todas deberían ser válidas”

Irene Rom: “Las Navidades se pueden vivir de múltiples formas y todas deberían ser válidas”

tiktok.com/@ireneromloyolapsicologia

La especialista señala que esto es precisamente lo que le sucedía a una de sus pacientes. “No se sentía preparada emocionalmente para acudir a los eventos y las celebraciones navideñas como el resto de gente esperaba que ella hiciera”, señala. En lugar de recibir estos días con alegría y ese ansia por el reencuentro, su paciente siente una obligación y presión social por cumplir todas estas tradiciones. Toda una serie de reuniones prácticamente ineludibles que alteran sus rutinas y aumentan su vulnerabilidad psicológica.

Los seres humanos somos muy sensibles a las normas sociales, además de haber sido configurados para funcionar en grupo. Cuando una conducta es percibida como “norma”, como son las tradiciones navideñas, todos las cumplen por conformidad. Se trata de evitar la desaprobación de los demás, de no tener que dar explicaciones y mantener esa identidad de grupo.

Sin embargo, como explica Rom, su paciente ha decidido “respetar sus necesidades emocionales”. Lo cual, obviamente, le ha traído un problema: “Ha comunicado que no va a acudir a estas cenas y lo que ha recibido por parte de los demás es: mucha insistencia en que vaya, que de explicaciones y juicios que le han expuesto a tener que justificarse aún más”, señala.

En muchas familias y culturas existe un fuerte valor de “obligación hacia la familia”, por lo que la mera idea de ausentarse resulta casi imposible de pensar. Existen decenas de estudios que miden estas actitudes y explican cómo estas expectativas se internalizan desde la infancia, sobre todo en grupos étnicos como el asiático o de origen latino (Fuligni et al., Universidad de California). 

Cuando alguien no cumple, los miembros del grupo (familia) incluso exigen explicaciones, porque la conducta rompe una expectativa que todos comparten. El no presentarse puede incluso mostrarse como una señal de conflicto o desinterés.

¿Están las tradiciones por encima de nuestra salud mental?

“Hablamos del peso que tienen las tradiciones en la sombra, de la presión social que tienen. Somos una comunidad entera que hacemos lo mismo, de la misma manera y eso lleva siendo así años. Nadie concibe que sea de otra manera. Si lo haces, eres la nota discordante. Pero por qué tenemos tan asumido que van por encima de nuestra salud mental”, se pregunta Rom Loyola.

Por otro lado, están los gastos propios de estas fechas. Según el informe anual de la Oficina de Consumidores y Usuarios (OCU), los españoles se gastarán 796 euros por persona, de los que casi la mitad se destina a regalos. Está claro que son días para pasarlos con los allegados: el 84% de los encuestados planea reunirse con familiares o amigos estos días de Navidad, en las clásicas comidas o reuniones festivas. Además, tres de cada 10 planean asistir a una fiesta o cotillón (en una sala de fiestas, discoteca...), en Nochevieja o la noche de Reyes. No sorprende que el 40% se sienta estresado por las compras y los regalos.

Grandparents with family at Christmas dinner.

En muchas familias y culturas existe un fuerte valor de “obligación hacia la familia”, por lo que la mera idea de ausentarse resulta casi imposible de pensar.

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Además, estas fechas y tradiciones de marcado carácter familiar, activan recuerdos. Para muchos, además, la ausencia de personas queridas. El sentimiento de duelo tiende a empeorar en aniversarios y durante este tipo de fiestas, generando una mezcla compleja de emociones, que van desde la tristeza y el desconsuelo hasta la gratitud y la alegría.

Todo esto, unido a la posibilidad de sufrir los síntomas del trastorno afectivo estacional (TAE), un tipo de depresión que produce cambios de ánimo graves durante el invierno, cuando hay menos luz, y que suele manifestarse con ánimo bajo, hipersomnia y deseo de carbohidratos. Una problemática que se manifiesta hasta en el 10% de la población, según la Asociación Española de Neuropsiquiatría.

Elegant table setting for Christmas dinner with candles and Christmas decorations

“Las Navidades se pueden vivir de múltiples formas y todas deberían ser válidas”, señala Rom.

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“Las Navidades se pueden vivir de múltiples formas y todas deberían ser válidas”, apunta la psicóloga. “Si este año no te apetece ir a esta cena o quieres hacer una cena distinta, si no te apetece estar feliz cuando no lo estás, si quieres dar o recibir un regalo o si no quieres sentir ilusión… Está bien”.

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