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Alberto Soler, psicólogo, sobre cómo el agotamiento social marca la vida de muchas personas: “No es que no disfruten, es necesario aprender a establecer límites”

Bienestar

El especialista en salud mental llama la atención en cómo la gente más introvertida está abierta a vivir nuevas experiencias, siempre que puedan hacerlo en sus propios términos

Alberto Soler, psicólogo.

Pildoras de Sabiduría (captura)

¿Te has sentido alguna vez agotado tras una reunión social, incluso con amigos? No eres el único. Como señala el psicólogo Alberto Soler, el agotamiento social afecta a muchas personas y cómo aprender a poner límites puede cambiar nuestra vida.

“Este agotamiento puede llegar a tener un impacto en la salud mental y emocional de las personas afectadas”, indica el psicólogo, que explica que una de las principales causas viene dada por las preferencias y necesidades de este tipo de personas en cuanto a la interacción social.

Las personas introvertidas tienden a agotarse por la interacción social.

Otras Fuentes

Las personas introvertidas no se encuentran muy a gusto rodeadas de otras personas durante mucho tiempo. Es más, esta actividad “puede resultar agotadora”, como señala Soler, respaldado por otros expertos. Un estudio publicado en Heliyon (Leikas et al., 2020), sobre una pequeña muestra de 1046 participantes mostró que la interacción social puede llevar a un incremento medible de la fatiga en la vida cotidiana, hasta dos o tres horas después de haber atendido un evento social.

“Existe una gran cantidad de evidencia que sugiere que el comportamiento social es beneficioso. Sin embargo, muchos comparten la idea de que la sociabilidad intensa es agotadora”, afirma Leikas, principal investigador del estudio.

El experto también enumera otros factores que contribuyen a este agotamiento, como el ruido en exceso, la presión social o las grandes multitudes. “Esto no significa que no disfrute, sino que necesitan hacerlo de formas distintas”, insiste el psicólogo. “Por eso, para poder evitar el agotamiento social es necesario reconocer nuestras necesidades y aprender a establecer límites saludables en las interacciones sociales”.

Soler incide en la importancia de saber decir que “no” y acabar contra las creencias internas que impiden a muchos irse de eventos antes de que finalicen. “Cada uno disfruta de la vida social a su manera, y aprenderlo nos libera de exigencias innecesarias”, afirma el especialista.

“Cada uno disfruta de la vida social a su manera, y aprenderlo nos libera de exigencias innecesarias”, afirma el especialista..

Getty Images/iStockphoto

Conviene incidir en que el ser introvertido es una característica de personalidad y no un trastorno, por lo que no se puede cambiar. Aprender algunas habilidades puede ayudar a gestionar cómo sentirse en situaciones incómodas, pero estas nuevas herramientas no cambiarán la persona que uno es.

La introversión pasa a ser un tema delicado cuando se convierte en una condición médica como el trastorno de ansiedad o la fobia social, dos condiciones que hacen que el individuo experimente nerviosismo y miedo extremo en situaciones sociales, incluso con solo pensar en ello. Además, en el caso de la fobia social esto no ocurre, la persona quiere ser integrada y aceptada por los otros, pero siente temor del rechazo o al juicio negativo.