Comprender a un perro va mucho más allá de enseñarle órdenes o trucos: requiere conocerlo desde su propia naturaleza. La etología, la ciencia que estudia el comportamiento animal, nos ofrece las herramientas para interpretar sus señales, entender sus miedos, sus juegos y sus formas de comunicación. Gracias a esta perspectiva, los dueños pueden anticipar problemas, fortalecer el vínculo y mejorar la convivencia diaria.
El adiestrador Alan Peiró ha querido matizar un pensamiento que tienen cada vez más personas con sus perros: “Tu perro no hace las cosas por venganza. Los perros no rompen objetos ni hacen sus necesidades dentro de casa por enfado. Lo hacen por ansiedad u otras causas emocionales”, empieza diciendo.
Los perros que sufren ansiedad por separación pueden presentar cambios de conducta.
Las mascotas padecen emociones similares a los seres humanos
Pensamientos erróneos. El experto afirma sentirse sorprendido por los comentarios que escucha a diario: “A diario escucho frases como ‘me rompió el sofá porque lo dejé solo’ o ‘me hizo caca en la cama para castigarme”, comenta. Le estamos atribuyendo sentimientos que no son capaces de tener.
Los perros es que no tienen un pensamiento rencoroso. Los perros no modifican su conducta para hacer pagar a sus dueños por algo que ocurrió con anterioridad. Lo que muchas personas entienden como venganza, en realidad es una manifestación del malestar emocional del animal: “Lo que tú estás viendo como venganza puede ser ansiedad por separación, puede ser un problema de aburrimiento extremo o falta de actividad. Incluso puede ser una forma de autorregularse cuando no está contigo”, explica. Pensar que lo está haciendo como un acto de rebeldía puede ser realmente dañino para vuestra relación.
Con solo un par de minutos antes de irte, puedes ayudar a tu perro a sentirse seguro y acompañado
¿Cómo reaccionar? Peiró lanzó una serie de recomendaciones dirigidas a las personas que llegan al hogar y se encuentran con los destrozos que ha provocado el perro en su ausencia: “Lo más importante es no castigar al perro cuando llegas a casa. La mascota no asocia el castigo con lo que hizo antes. Lo que aprende es que cuando tú llegas, algo malo pasa y eso lo que hace es aumentar más su ansiedad para la próxima vez que se queda solo”, advierte.
Estudio. Un estudio titulado “Influence of delayed timing of owners’ actions on the behaviors of their dogs, Canis familiaris” realizado por Yamamoto, Kikusui y Ohta (2009) demuestra la importancia de la inmediatez en la comunicación con los perros. Los investigadores encontraron que cuando las acciones del propietario, ya sean órdenes, refuerzos o castigos, se retrasan incluso medio segundo, la capacidad del perro para asociar la conducta con la consecuencia disminuye significativamente. Esto evidencia que el tiempo es un factor clave en el aprendizaje canino y que los castigos aplicados después de que el perro ha realizado la acción no solo son inútiles, sino que pueden generar confusión y estrés, reforzando la necesidad de utilizar métodos basados en refuerzo positivo.
Recomendación. En su lugar los más beneficioso es dedicar esfuerzos para mejorar la gestión emocional y el entorno del perro. El problema, al final, no es lo que hizo, es lo que el perro sintió para hacerlo. Crear un espacio seguro emocionalmente hará que no lo repita en el futuro.

