Dos personas deslizan en la misma dirección y se abre un chat. Las conversaciones fluyen, los emojis se multiplican, y, poco a poco, se construye una conexión que parece auténtica. Pero a veces, detrás de ese perfil atractivo y atento no hay una historia romántica en ciernes, sino una estafa cuidadosamente orquestada.
La influencer Coral Corbí ha contado, a través de sus redes sociales, cómo ha sido víctima de una estafa después de haber quedado con un chico de Tinder: “Era mono, tenía un perfil bastante normal. Decía que le gustaban los animales y que le gustaba la lectura. Una no termina de escarmentar”, empieza diciendo.
Una estafa elaborada
Primer contacto. Durante los primeros días empezaron a hablar para conocer sus gustos e intereses: “Después de unos días hablando me dijo de quedar persona, porque luego igual nos vemos y no nos gustamos”, cuenta la joven.
Cita en un bar. Al conocer al chico al persona, se sorprendió un poco porque era un poco diferente a las fotos que tenía en su perfil, pero no le dio demasiada importancia. La cita parecía transcurrir con normalidad hasta que él recibió una llamada que supuestamente no podía rechazar.
Una llamada sospechosa. Coral relata cómo el chico se quedó blanco al recibir una noticia desde el otro lado del teléfono: “No sé qué le dijeron que le cambió la cara por completo y se puso a llorar. Intentando aguantarse el llanto, pero se le caían los lagrimones”, explica.
La estafa. Supuestamente el chico había recibido una llamada comunicándole el ingreso de su hermana en el hospital de su país de origen. Entre lágrimas, le dijo a Coral que necesitaba 150 euros para poder visitarla y que no los tenía. La joven, en un acto de bondad le hizo la transferencia por Bizum. Pasaron los días y no volvió a tener noticias del chico: “Me dijo que ya estaba con su hermana y me dio las gracias”, explica.
Pillado in fraganti. Coral cuenta como volvió a pasar por casualidad por el mismo bar y se sorprendió al ver al mismo chico tomando algo con otra chica. Decidió esconderse para observar si estaba haciendo lo mismo con ella: “Le sonó el teléfono, se puso a llorar y la otra le intentó consolar”, cuenta en el vídeo.
Reacción. La influencer decidió levantarse para intervenir e intentar detener la estada: “Me levanté, fui caminando a su mesa con la cabeza bien alta, muriéndome de vergüenza, y le dije a la chica: 'Perdona, disculpa, ¿ya te ha pedido 150 euros?”, le preguntó, a lo que la joven le contestó afirmativamente. Después de reclamarle dinero, él respondió que no se los podía devolver porque nos los tenía. Acto seguido, Blanca decidió acudir a la policía para hacer una denuncia, aunque cree que no servirá de nada: “Es que el Bizum se lo hice yo, entonces tonta yo”, termina lamentando.

