La muerte, aún siendo una de las únicas certezas de la vida, sigue siendo un tema que incomoda, especialmente cuando se trata de explicársela a los más pequeños. Sin embargo, los expertos coinciden: ocultarla, suavizarla en exceso o disfrazarla con metáforas confusas puede generar más miedo e inseguridad que la verdad dicha con sensibilidad.
Eva Matsa es una madre con presencia en TikTok que ha querido publicar un vídeo en el que detalla cuál es la mejor forma de hablar sobre el concepto de la muerte a nuestros hijos. Los consejos están adaptados la edad de los más pequeños y sirven de guía para los que no saben cómo pasar por este difícil momento.
Los niños pueden preguntar lo que quieran sobre la muerte
“Es importante que los adultos les ofrezcan espacio para expresarse”
De 0 a 3 años. Cuando los niños se encuentran esta franja de edad no entienden el concepto de permanencia. Aunque noten la ausencia, no serán capaces de comprenderla del todo: “Por mucho que les digas que no los verá más, esto es algo muy grande. Recomienda utilizar la frase: 'El abuelo ya no está, pero lo vamos a recordar siempre'”, recomienda.
De 3 a 6 años. En esta franja de edad los niños empiezan a hacer preguntas concretas. Eva recomienda no idear metáforas raras que puedan confundir a nuestros hijos: “No digas que se ha dormido o que se ha ido de viaje, porque eso le puede causar miedo a dormir o a viajar. En su lugar puedes explicarles que cuando alguien muere, su cuerpo deja de funcionar y ya no vuelve”, comenta.
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De 6 a 10 años. En esta franja de edad los niños ya son plenamente conscientes de lo que está pasando. Entienden que la muerte es irreversible y pueden sentir miedo por perder a sus seres queridos: “Es importante que los adultos les ofrezcan espacio para expresarse, hacer preguntas y respetar sus tiempos. Todo acompañado de paciencia y mucho amor. No es lo mismo una muerte acompañada de una persona mayor, que todos nos podemos esperar, que la muerte accidental de una persona joven. La manera de explicarlo debe adaptarse a cada caso concreto”, indica.
Reflexión. Afrontar esta conversación no significa tener todas las respuestas, sino estar dispuestos a sostener las preguntas. Significa validar las emociones de los niños, acompañarlos en su tristeza y ofrecer un marco de comprensión que les permita procesar la pérdida sin sentirse solos.

