Los pedidos falsos, hechos intencionalmente como parte de una supuesta broma, forman parte de lo que puede ocurrir cuando tienes un restaurante. Lo que para algunos parece una broma inofensiva, para los restaurantes representa una pérdida tangible. Alimentos preparados que no se pueden revender, personal que pierde tiempo, repartidores frustrados, y un negocio que carga con el dinero que se ha perdido. En muchos casos, especialmente en pequeños comercios, no es solo una anécdota: es un golpe directo a su ya estrecho margen de ganancias.
Blanca De Dios es una creadora de contenido que dirige un negocio de comida llamado Hamburguesería Black & Withe. A través de las redes sociales, ha denunciado la incómoda situación que tuvo que vivir al recibir un pedido falso.
Hamburguesa vegana a la parrilla
“Estábamos tan desbordados de faena que no nos dimos cuenta y empezamos a hacer el pedido”
El pedido. La propietaria del restaurante cuenta que el total del pedido ascendía hasta los 105 euros: “Pidieron unas ocho hamburguesas, dos Frankfurt, algunos entrantes e incluso postres también”, comenta en el vídeo.
Broma pesada. El cliente pidió pagar el pedido en su domicilio a contrareembolso. Cuando el repartidor llegó a la dirección, se encontró con una desagradable sorpresa: “La dueña de la casa dijo que no había pedido nada. Incluso el supuesto nombre que salía en el pedido no era de su casa y nadie allí se llamaba así. Además, el número de teléfono tampoco existía”, explica Blanca.
Un repartidor a domicilio
Resignación. La dueña del establecimiento reconoce que deberían haber comprobado el pedido, pero en días en los que el trabajo les desborda es algo difícil de hacer: “Estábamos tan desbordados de faena que no nos dimos cuenta y empezamos a hacer el pedido sin más”, afirma resignada.
Lección aprendida. Desde ese día, decidieron cambiar la estructura de su página web y solo se pueden hacer pedidos si se pagan al momento: “No hay duda alguna de que existen personas a las que les gusta hacer daño gratis. Lamentablemente no es la primera vez que sucede. No estamos para perder dinero ni para que nuestros trabajadores tampoco pierdan su tiempo. Todavía existen personas “que se dedican a hacer este tipo de cosas, provocando reales daños en aquellos que sí queremos trabajar y darlo todo. Es lo que hay y forma parte de la vida”, termina diciendo.

