Los perros no besan como los humanos, pero sus “besitos” o lamidos transmiten mensajes mucho más complejos de lo que parece a simple vista. Lo que interpretamos como muestras de afecto suele ser, en realidad, un lenguaje multifacético que comunica emociones, necesidades y señales sociales.
Lucas Otero es un educador canino que, a través de su canal de Instagram, ha advertido sobre el significado detrás del acicalamiento de nuestro perro: “El acicalamiento puede tener diversos significados en función del contexto. El problema está que en la mayoría de los casos es visto únicamente como una señal afectiva y lo que está tratando de comunicar el perro es otra cosa”, empieza diciendo.

Un perro jugando en el parque
Análisis. Es importante analizar el contexto para poder interpretar bien lo que el perro comunica y así poder atender bien a la comunicación que es fundamental para una convivencia sana.
El significado detrás de los lamidos
Señal afiliativa. Para reforzar el vínculo con otro individuo de su grupo social. Este comportamiento, observado desde etapas tempranas en la vida de los cachorros, cumple una función social clara: consolidar la pertenencia y fortalecer la confianza dentro de la manada. En el hogar, ese mismo gesto se traduce en una forma de integración con la familia humana, un recordatorio de que el perro no solo convive, sino que se reconoce parte esencial del grupo.

Un perro con una mirada dulce
Señal de apaciguamiento. Utilizada para apaciguar a otro individuo que da un comportamiento amenazante o que incomoda. Los etólogos explican que, al lamer, el perro busca reducir la tensión y evitar el conflicto, enviando un mensaje claro de sumisión o conciliación. Es un recordatorio de que, en la comunicación animal, los gestos sencillos encierran significados profundos que garantizan la convivencia dentro del grupo.

Una joven jugando con su perro
Estrategia para llamar la atención. En muchos casos, el lamido no responde ni a la afiliación ni al apaciguamiento, sino a una necesidad básica: llamar la atención. Los perros recurren a este gesto como una forma eficaz de reclamar interacción, juego, comida o simplemente compañía.
Los cachorros lo usan con su madre para estimular la regurgitación lamiendo su boca. Este comportamiento, heredado de sus ancestros lobos, asegura la supervivencia de las crías en las primeras etapas de vida, cuando dependen totalmente del cuidado materno. Aunque en el hogar ya no cumpla la misma función práctica, el gesto persiste como parte del repertorio comunicativo del perro.
También el lamer es una conducta de desplazamiento de estrés, es decir que el lamer relaja. Si el perro te lame compulsivamente a vos, a alguna de sus extremidades u otro objeto puede que esté con los niveles de estrés elevados y necesite relajarse. En este caso siempre lo mejor es ofrecerles juguetes interactivos con alimento untable para que redirigan esa necesidad de lamer hacia ese objeto.