Saber estar en la mesa no se reduce a manejar correctamente los cubiertos o colocar la servilleta en su sitio. Es, en esencia, una forma de comunicación. La manera en que compartimos el pan, dejamos hablar al otro o aguardamos a que todos estén servidos refleja no solo cortesía, sino también nuestra capacidad de integrarnos en un entorno social. El protocolo no debería interpretarse como un conjunto rígido de normas obsoletas, sino como una herramienta que facilita la convivencia.
Mar Casas es una experta destacada en protocolo, comunicación y etiqueta. En su reciente intervención en el podcast “Tiene Sentido”, ha reflexionado sobre la relevancia del protocolo contemporáneo.

Una joven bebiendo agua en un vaso
“Hay códigos silenciosos que indican que estamos listos para pedir, como cerrar la carta y dejarla sobre la mesa”
Colocación de los brazos. Casas cuenta que uno de los principios básicos del protocolo está relacionado con la visibilidad de las manos en la mesa. Esta norma se remonta a los tiempos en los que ocultar las manos podía generar desconfianza y miedo a un ataque. Por este motivo hoy en día los brazos deben descansar ligeramente sobre el borde de la mesa, nunca con los codos apoyados ni colgando ni por debajo.
Naturalidad. La experta defiende que cumplir las normas no debe hacernos actuar de manera rígida. Inclinar nuestro cuerpo levemente cuando alguien nos habla muestra interés y favorece una conversación más próxima.

Camarero en una celebración de etiqueta
¿Dónde coloco la servilleta? Siempre debe permanecer encima de nuestras rodillas, desde el inicio hasta el final de la comida. Si nos tenemos que levantar, debe dejarse en el asiento. Al terminar la comida la colocaremos sobre la mesa, ligeramente recogida.
Beber. Casas explica que, en el momento de llevarnos un vaso a al boca, hay que mirar dentro del recipiente y nunca a la otra persona. Hacer lo contrario rompe la armonía del momento y muestra una imagen poco refinada de nosotros.
Nunca llames al camarero con un gesto. Según la experta, este gesto revela falta de cortesía y desconocimiento: “Hay códigos silenciosos que indican que estamos listos para pedir, como cerrar la carta y dejarla sobre la mesa”, termina diciendo.