Rosa García, psicóloga: “El trauma infantil no siempre deja cicatrices en la piel, pero sí en la forma en la que hoy te relacionas, te proteges o te exiges”
SALUD MENTAL
La experta afirma que no todos los traumas son visibles y que pueden afectar en la manera en la que hoy nos relacionamos
Un niño mirando por la ventana
El trauma infantil, a menudo invisible a simple vista, se ha consolidado como uno de los factores más determinantes en la salud mental a largo plazo. Experiencias adversas como abusos, violencia doméstica, negligencia o la pérdida de un ser querido dejan huellas profundas en la infancia que, sin un abordaje adecuado, pueden acompañar a la persona durante toda su vida.
Rosa García es una psicóloga española especializada en terapia familiar, sexual y perinatal. En uno de los vídeos más recientes que ha publicado en su canal de TikTok ha reflexionado sobre los traumas infantiles: “El trauma en la infancia no siempre tiene que ver con todo lo que pasó. Muchas veces tiene que ver con lo que faltó”, empieza diciendo.
Niño triste
“Aprendiste a portarte bien para no molestar, a agradar para sentirte solo”
Motivos. Rosa explica que en muchas ocasiones los que han sufrido traumas infantiles no son conscientes de los sentimientos silenciosos que esconden: “Fue la vergüenza de sentir que no hacías nada bien. El miedo a que te mirasen mal por algo que dijeses o hicieses. La culpa por tener emociones que nadie te enseñó a nombrar y la sensación de rechazo interna cuando sentías que no encajabas”, explica.
Niño escondiéndose
Aprendizaje. En estos casos la experta explica que los niños aprenden a realizar conductas por pura supervivencia: “Aprendiste a portarte bien para no molestar, a agradar para sentirte solo. A esconder tus emociones para que no te llamasen exagerado y al final creciste creyéndote que todo eso eras tú. Eso también es trauma”, afirma.
Presente. Si en estos momentos te cuesta sentir poner límites o confiar, no es casualidad: “Es la huella de una infancia en la que no te sentiste seguro emocionalmente hablando y se puede trabajar sobre ello”, termina diciendo. Sanar no significa borrar el pasado ni suprimir el dolor que nos marcó. Sanar es un acto de amor hacia uno mismo: aceptar lo vivido, sostenerlo con ternura y permitir que, con el tiempo, el dolor deje de dominar nuestra historia. Cada paso, por pequeño que parezca, es un avance hacia la paz interior y la fortaleza emocional.