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María Jesús, podóloga: “Mucha gente cree que si va encorvado es por una mala postura, pero muchas veces el origen está mucho más abajo, en los pies”

SALUD

Muchos creen que ir encorvado durante el día es consecuencia de una mala postura o de pasar demasiado tiempo sentado

Pies hidratados

Getty Images

El dolor de espalda y la sensación de ir encorvado a lo largo del día se han convertido en molestias. A menudo se atribuyen a una mala postura o a pasar demasiadas horas frente al ordenador, y no es casualidad: la vida moderna, marcada por el sedentarismo y las largas jornadas laborales, ha modificado la manera en que usamos nuestro cuerpo.

Maria Jesús es una podóloga con presencia en Tiktok que advierte que no siempre el origen de este encorvamiento no está en la espalda o la forma de sentarse, sino en los pies.

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Los pies pueden ser el origen del dolor

Getty Images/iStock

“Cuando regulamos la postura, el cuerpo deja de inclinarse y tu espalda se relaja”

La base de todo el cuerpo. La experta explica que cuando la pisada no está equilibrada, el centro de gravedad se desplaza y el organismo empieza a compensarlo de manera inconsciente. Este proceso de adaptación progresiva acaba modificando nuestra postura y puede derivar en molestas crónicas para la espalda y el cuello. 

Dolor de espalda debido al teletrabajo en un espacio poco adecuado para adoptar una correcta postura.

Paulfourk / Getty

Solución. María destaca que la solución no pasa únicamente por tratar de corregir la postura. También deberíamos tratar la raíz de este desequilibrio: “Primero con unas plantillas posturales personalizadas y luego con estiramientos de reeducación postural”, recomienda. De esta manera, el cuerpo recupera su alineación natural y se alivia toda la tensión acumulada durante el día. 

Alivio inmediato. Si regulamos la postura desde los pies, la espalda deja de inclinarse y el alivio del dolor es inmediato: “Cuando regulamos la postura, el cuerpo deja de inclinarse y tu espalda se relaja”, termina diciendo la experta. 

Reflexión. La conciencia sobre este vínculo aún es limitada. Se suele acudir al médico cuando el dolor ya se ha instalado en zonas superiores, sin reparar en que el origen puede estar en un apoyo defectuoso, un calzado inadecuado o una falta de atención al cuidado diario de los pies.

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