Saber estar en la mesa no se reduce a manejar correctamente los cubiertos o colocar la servilleta en su sitio. Es, en esencia, una forma de comunicación. La manera en que compartimos el pan, dejamos hablar al otro o aguardamos a que todos estén servidos refleja no solo cortesía, sino también nuestra capacidad de integrarnos en un entorno social. El protocolo no debería interpretarse como un conjunto rígido de normas obsoletas, sino como una herramienta que facilita la convivencia.
María José Gómez es experta en protocolo y en uno de sus últimos vídeos ha hablado de los paso a seguir a la hora de disfrutar de unos churros con chocolate: “En la gastronomía, como en la vida, algunas uniones son perfectas pero solo cuando se mantienen en su propio término”, empieza diciendo.
Churros con chocolate.
“El churro es dueño de una textura que no necesita a nadie para hacerlo brillar”
Ingredientes. El churro, humilde en sus ingredientes y sencillo en su preparación, se ha convertido en un emblema de la gastronomía española y en un símbolo de la vida cotidiana: “El churro, majestuoso, crujiente, dueño de una textura que no necesita a nadie para hacerlo brillar. El chocolate es rico y profundo, un compañero perfecto, pero no un opresor”, señala.
Comparación. María José afirma que mojar un churro en el chocolate es como forzar a un vals a que se transforme en reguetón: “Una tragedia estética”, comenta.
Chocolate a la taza con churros
Contrastes. La experta cree que la verdadera elegancia está en los contrastes: “Debes acompañar un bocado de churro de un sorbo de chocolate. Separados pero en un perfecto diálogo de sabores”, afirma.
Juntos pero no revueltos. En la opinión de la María José, la mejor manera de disfrutar de este desayuno tan típico es hacerlo de manera separada: “Respete el churro y saboree el chocolate”, termina diciendo.

