El uso de medicamentos como lorazepam o alprazolam puede ser una herramienta útil para aliviar episodios de ansiedad aguda, pero no reemplaza la comprensión de la causa subyacente de la angustia. La dependencia exclusiva de fármacos puede ofrecer un alivio temporal, mientras que los factores que generan ansiedad permanecen sin ser abordados.
Fernando Azor es un psicólogo clínico que, en uno de los vídeos su canal de TikTok, reflexiona sobre el uso de los ansiolíticos. Concretamente advierte que estos medicamentos pueden calmar los síntomas, pero no logran resolver el problema que los origina.
Ansiedad
“Tomar un tranquilizante puede reducir rápidamente los síntomas, pero también refuerza la idea de que esas sensaciones son inaceptables”
Dependencia emocional y psíquica. El experto afirma que el uso sistemático de los medicamentos hace que la persona aprenda a gestionar la ansiedad: “El Alprazolam y el Lorazepam producen un efecto muy significativo en cuanto a la reducción de los niveles de alerta, de preocupación y de angustia”, empieza diciendo.
No existe una estrategia. Lo más interesante sería desarrollar una estrategia para aprender a tolerar las sensaciones físicas que provoca la ansiedad: “Asociamos el corazón latiendo rápido, la visión borrosa, la sensación de extrañeza o el nerviosismo como algo negativo que hay que evitar a toda costa”, explica.
La ansiedad puede provocar hasta desmayos
Actuar como si fuese un peligro es un error. Azor defiende que la ansiedades una señal de nuestro cuerpo interpretando una amenaza. Muchas veces buscamos rápidamente un alivio inmediato tomando un fármaco, pero no solucionamos la base del problema: “Decir que sentir angustia está mal es como decir que tener hambre está mal. Tomar un tranquilizante puede reducir rápidamente los síntomas, pero también refuerza la idea de que esas sensaciones son inaceptables”, comenta. Mediante la terapia una persona puede aprender que puede tolerar esa angustia, sin la necesidad de querer apagarla rápidamente.
Recomendación. El experto defiende un uso responsable de los ansiolíticos y llama a complementarlos con otras herramientas: “Si has tomado Lorazepam o Alprazolam para resolver una crisis de ansiedad, tienes que tener en cuenta qué está detrás”, termina diciendo. El camino hacia el bienestar requiere autoconocimiento, práctica y paciencia, recordando que cada pequeño avance en la comprensión de uno mismo se traduce en mayor capacidad para manejar los desafíos cotidianos y construir una estabilidad emocional duradera.
Estadísticas sobre el consumo de ansiolíticos en España
- Consumo en 2023. España alcanzó las 55,87 dosis diarias definidas por 1.000 habitantes (DHD) de benzodiacepinas, como lorazepam y alprazolam, una cifra elevada aunque ligeramente inferior al pico de 58,17 DHD registrado en 2021 durante la pandemia de COVID-19.
- Comparativa internacional. En 2022, España se situó como el tercer país de la Unión Europea en consumo de antidepresivos, con 98,4 DHD, solo superado por Portugal y Suecia.
- Incremento en la población adulta: Entre 2005 y 2022, el uso de hipnosedantes en la población de 15 a 64 años casi se triplicó, pasando del 3,7% al 9,7%.
- Consumo juvenil. Un 19,6% de los estudiantes entre 14 y 18 años ha consumido pastillas para la ansiedad o el insomnio en algún momento de su vida, y un 10% lo ha hecho sin receta médica.

