En los últimos años, el periodismo televisivo en España ha experimentado una transformación profunda marcada por la competencia feroz por la audiencia, la influencia de las redes sociales y la fragmentación del consumo informativo. La televisión, antaño el gran referente de credibilidad y análisis, se enfrenta hoy al reto de mantener su relevancia en un ecosistema mediático dominado por la inmediatez.
Los periodistas David Jiménez y Antoni Daimiel han reflexionado sobre el estado actual de los debates televisivos, en una de sus intervenciones más recientes para el podcast de Alberto Chao.
Grabación de un programa de entrevistas en vivo en un estudio de televisión.
“Vemos que el que tiene una actitud moderada es apartado y los más faltones son los que están en todos lados”
Comparación. Antoni Daimiel considera que el nivel del periodismo en televisión es muy pobre porque es previsible: “Es algo que pasaba con el fútbol y empieza a pasar con las tertulias políticas. Antes de que empiece el debate ves quiénes son los participantes y ya puedes saber qué va a decir cada uno de ellos. Es tremendo, es un spoiler continuo. Creo que se ha polarizado la sociedad y hay gente a la que le pone ver a quien no le gusta”, expone.
Plató de televisión
Dinero. David Jiménez incide en el punto de vista económico y afirma que es mucho más barato tener a dos contertulios de izquierdas y derechas peleándose que hacer periodismo: “Después de las crisis se encontraron que podían bajar el precio que pagaban a los tertulianos a un precio ridículo, y aún así se peleaban por estar. Hay tertulias que se pagan a 150 euros o incluso menos, en algunos casos, y a lo mejor están ahí durante tres horas”, comenta en el vídeo.
Comportamiento. Otro de los factores que hacen que el nivel sea inferior es la actitud de los contertulios: “Saben que para que los sigan llamando tienen que subir la temperatura. Vemos que el que tiene una actitud moderada es apartado y los más faltones son los que están en todos lados. De esta manera enganchas a la gente y se termina volviendo una telenovela política”, termina diciendo.

